Marcela Ana Negro*
Retomo la necesaria propuesta que nos hace Miquel Bassols en su artículo “Para un debate sobre ideología y psicoanálisis”[1]. Debate que nos debemos. Debate que rehuimos. Me resuenan especialmente las siguientes palabras: “Desde entonces, toda posición de una supuesta neutralidad o equidistancia del analista deberá argumentar por qué no se piensa, ella misma, como una posición ideológica. Habrá que profundizar, pues, en la pregunta: ¿Cuál es el lugar de la ideología en el discurso del psicoanalista? ¿Se puede declarar exento de ella sólo con el silencio como argumento?”
Me pregunto hace tiempo: ¿Puede el psicoanalista considerarse actuando conforme a la ética del psicoanálisis si calla frente a la época, siendo esta la del discurso capitalista que arrasa con el sujeto del inconsciente para hacer del hombre un yo infatuado y a la vez identificado a una posición de servidumbre voluntaria (“ideología de la supresión del sujeto”[2])? ¿Debemos como analistas rechazar toda inclusión en los ‘ismos’, o admitirlos (y admitirnos en ellos) interviniendo para descompletarlos?
El mundo está en peligro. La vida lo está. El odio no segrega: aniquila. El hombre no es más que un proletario hablado por el discurso anónimo de los algoritmos. ¿Debe el psicoanálisis mantenerse al margen de esta brutal manifestación de la pulsión de muerte?
Una ideología es un velo a lo real. La época empuja a lo real sin velo. Esto último tiene consecuencias subjetivas. ¿Habrá que renegar de ellas o habrá que operar con ellas? ¿Habrá que desestimarlas o habrá que discernir al servicio de qué goce están? ¿Habrá que rechazarlas sin más, o distinguir si ellas operan en el sujeto haciendo, de algún modo, al goce condescender al deseo o si están al servicio de la pura pulsión de muerte?
En un texto que escribí hace tiempo, planteaba que la posición de un líder se desprendía del tratamiento que él hiciera de las modalidades del Uno, del plus de goce y del no-todo[3]. Pienso que lo mismo vale para las ideologías. Y que esto nos orienta en cuanto a la posición a tomar como analistas respecto de cada una. Aun si, como analistas, nuestra función es siempre intervenir descompletándolas –factor que incluyo a las operatorias que Miquel Bassols señala: preservarlas, transformarlas, restaurarlas o subvertirlas.
Por otro lado, se pregunta Bassols: “¿el analista que no interviene en la política de la época está por ello actuando por fuera de las ideologías?” Hacer silencio y no intervenir –es decir, callar- son dos posiciones muy distintas. El silencio responde a una posición ética; callar, ¿a qué responderá?
*Psicoanalista. Miembro de la AMP (EOL)
Fotografía seleccionada por el editor del blog.
[1] Bassols, M., “Para un debate sobre ideología y psicoanálisis”, Blog Zadig España, https://zadigespana.com/2020/09/22/para-un-debate-sobre-ideologia-y-psicoanalisis/
[2] Lacan, J., “Radiofonía”, Otros escritos, Paidós, Buenos Aires, 2012.
[3] Negro, M., Un análisis de las masas a partir de las modalidades del Uno, el plus de goce y el no-todo, Blog AMP, http://uqbarwapol.com/un-analisis-de-las-masas-a-partir-de-las-modalidades-del-uno-el-plus-de-goce-y-el-no-todo-marcela-ana-negro-eol/