CORONAVIRUS: «Hacer de una pandemia (un real) una interpretación»

Hacer de una pandemia (un real) una interpretación

 

Marcela Ana Negro*

 

Es ciertamente difícil decir algo certero sobre esta crisis estando inmersos de pleno en el shock subjetivo que produce una pandemia. Pero es verdad también que solo se empieza a salir de ese estado cuando se intenta circunscribirlo por medio de los elementos simbólicos que nos aporta el lenguaje y que permite estructurar la realidad, nombrándola.

No es improbable que estando en los tiempos del auge del “capitalismo del desastre” –tal como lo denomina Naomi Klein[1]– esta peste pueda haber sido generada o vaya a intentar ser aprovechada por el capitalismo salvaje que busca quitarse de encima a las grandes porciones de la población que le obstaculizan adueñarse de recursos y tierras –como ya ha hecho en vastos lugares del mundo (creando guerras, aprovechando tsunamis, etc.).

Sin dudas, la situación actual alimenta el estado securitario y de aislamiento que promueve el capitalismo, fomentando el consumismo desde casa (uno no para de ver noticias y de recibir whats apps sobre el tema) y resquebrajando el lazo social con el otro que se torna paranoicamente en un potencial ‘contagiador’.

Tal vez se pueda leer lo que sucede como efecto de que este rasgo particular que tiene la segregación en la actualidad, este carácter de “segregación de hierro” –donde se es capaz de destruirse a uno mismo con tal de destruir al otro– nos esté retornando desde lo real. O tal vez, solo se trata de un real que se impone contingentemente, nos atraviesa, y del que no somos responsables.

Pero más allá de buscarle la causa y un sentido, habrá que reconocer que de lo que sí sería conveniente responsabilizarnos es de encontrar el modo de sortear la conmoción y dejarse interpretar por lo que acontece para, sirviéndonos de ello, rectificar la posición subjetiva. Hacer de este real, verdaderamente, un antes y un después.

¿A qué me refiero? El neoliberalismo ha promovido el individualismo y la ‘des-ciudadanización’: uno deja hacer. El neoliberalismo ha ejecutado un bloqueo al país –que a pesar de ello tiene uno de los mejores niveles en salud– que ahora sale a ayudar al mundo. El neoliberalismo vacía al Estado y lo vuelve una empresa más; sin embargo, ahora, solo los servicios públicos son capaces de socorrer a los infectados (en Argentina, solo los hospitales públicos se hacen cargo de verificar si las muestras dan, o no, positivo). El neoliberalismo acusa a las posturas populares –que saben reconocer y saben hacer con la distinción entre diferencias y desigualdades[2]– de populismo (disparidad que Europa no quiere reconocer). El neoliberalismo se camufla detrás de los neofascismos. Todo esto sucede mientras los ciudadanos miran para otro lado, dejan hacer, consienten en hacerse mentir, absorben odio sin pensar: son como buenas almas bellas.

Ahora bien, tal vez, aislamiento, virtualidad y seguridad puedan entrar ahora en una lógica distinta que la neoliberal. Tal vez, puedan coincidir con una lógica de la ‘solidaridad’ que no únicamente tiene que estar sostenida en la sumisión a un ideal –dependerá de la posición subjetiva desde dónde se la ejerza. Quizás se pueda encontrar en esta fatalidad que nos arrasa la comprensión de que sin el otro, sin el lazo, sin la colaboración o la sororidad, no hay más que pulsión de muerte y autodestrucción. Es el malestar en la cultura.

Tal vez, si en lugar de recurrir a la paranoia como defensa frente a este real que nos deja en la indefensión, podemos confrontarnos con la pérdida, eso permita la asunción subjetiva de la responsabilidad ética de todos y cada uno en sostener el lazo social reconociendo la necesidad de lo colectivo. Dependerá de las contingencias, pero también de que desde algún lado se lo promueva como valor (los gobiernos populares, tan hostigados, lo hacen). Tal vez, si en lugar de renegar de la identificación, apreciamos sus matices, podamos ver que hay una forma que no es al Ideal sino a un Nombre[3] –tal como señala Laurent[4]– y que esta forma puede instalar una defensa más eficaz, un saber hacer, un límite a este goce del individualismo que, hoy, nos enferma y nos mata. Defenestrar esta modalidad de lazo es hacerle el juego al neoliberalismo. Eso, en algún momento, retorna como mensaje invertido.

*Psicoanalista de la AMP (EOL)

Fotografía seleccionada por el editor del blog.

 

 

[1] Klein, N., La doctrina del shock. El auge del capitalismo del desastre, Paidós, Buenos Aires, 2007.

[2] Leserre, A., “Editorial” de La libertad de pluma N° 10 (próxima aparición: 20 de marzo 2020), http://www.lalibertaddepluma.org

[3] Negro, M., “Un análisis de las masas a partir de las modalidades del Uno, el plus de goce y el no-todo” http://uqbarwapol.com/un-analisis-de-las-masas-a-partir-de-las-modalidades-del-uno-el-plus-de-goce-y-el-no-todo-marcela-ana-negro-eol/

[4] Laurent, E., ¿Un nuevo amor para el siglo XXI?, El Caldero de la Escuela N° 18, 2012.

Una respuesta a “CORONAVIRUS: «Hacer de una pandemia (un real) una interpretación»

  1. Lúcida y positiva,real, interpretación de la que está cayendo en plan diluvio universal, que recordemos fue a causa de un cambio de eje de la tierra, por eso se puede identificar en los relatos de todas las culturas.Este cambio de eje del mundo real, real tiene que ver con res, no con rey,royal o regal, al estilo del diluvio puede general o socialismo o barbarie.
    La agricultura programada comenzó en Europa, traída por los migrantes de la costa del Lago Negro antes de convertirse en Mar negro.Socialismo ya ,defensa de lo publico que se pone a prueba en los momentos de tensión.Lo demás y lo privado son estratagemas para robar.

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