Clima y trauma [1]

Patricia Bosquin-Caroz*

Las catástrofes climáticas del verano 2021 han confrontado a Europa, de norte a sur, “a la irrupción de un real sin ley”[2], de una naturaleza desenfrenada, yendo de inundaciones fuera de las normas a incendios devastadores, que escapan a una ley predictiva, aunque sea la de los algoritmos. Poblaciones enteras fueron víctimas del desencadenamiento sin precedentes de elementos naturales dejando aparecer un hecho nuevo incontestable, “en la naturaleza ya no es la mano de Dios la que nos golpea puesto que esta ha sido profundamente modificada por la mano del hombre”[3]

En ese contexto, los practicantes de orientación psicoanalítica, uniéndose a la subjetividad de su época, han creado una antena CPCT[4] en la región más devastada de Bélgica[5]. La apuesta consistía en concebir, más que nunca, al psicoanalista como “un objeto nómada y al psicoanálisis como una instalación portátil, susceptible de desplazarse en nuevos contextos”[6]. Sin añadir más del lado de los lugares de escucha llamados a multiplicarse por las autoridades sanitarias, se trataba ante todo de instalar un dispositivo que se distinga de estos proponiéndose como lugar de respuesta. Esto implica, como formulaba J.-A. Miller, que el despliegue del “parloteo (tome) el giro de la pregunta y la pregunta misma el giro de la respuesta”[7]. Que sea en tanto saber inconsciente a inventar bajo transferencia, o como solución sinthomatica a restablecer.

De este modo se les hizo una oferta de palabra a personas traumatizadas, que nos recordaban con Freud que es la ausencia misma de anticipación, de preparación por la angustia, lo que crea el traumatismo y sumerge al sujeto en el pavor[8]. Pavor colectivo, pero, no solamente, ya que “un trauma llama siempre, despierta, pone al día el trauma de lo que para cada uno es agujero en la simbolización[9] .

Efectivamente el acontecimiento traumatógeno hay que distinguirlo del traumatismo como tal, del troumatismo[10] , de lo que hace agujero en la trama del sentido. “No basta el fuego y la muerte para que haya traumatismo”[11]. La experiencia nos lo ha enseñado de nuevo y nos ha recordado lo que Freud había resaltado extrayendo la lógica del après-coup propia al traumatismo, resaltado a continuación por Lacan como permitiendo también al sujeto el subjetivar el acontecimiento. Lo cual tiene como efecto la producción de un alivio innegable. Si el trauma puede forjarse en el momento de una catástrofe, es porque el choque traumático conduce al sujeto a una situación anterior donde surge el verdadero origen del traumatismo. Ocurre lo mismo con el impacto de palabras hirientes, liberando su carga traumática con ocasión de “el accidente contingente (…) lo que éste abre es a la incidencia de la lengua en el ser hablante”[12] y sus efectos de afecto.

Si la mayoría de las situaciones han actualizado esta estructura del après-coup, algunas adquieren una tonalidad distinta. Efectivamente, a veces será suficiente que los sujetos sean confrontados súbitamente con la destitución salvaje de una figura idealizada de un personaje central en su vida, para que alojen en esta desgracia contingente el real del traumatismo. Cuando cae el Ideal aparece entonces el objeto que habitualmente queda velado al sujeto. Y como señalaba J.-A. Miller: “Es el punto donde se convierte en posible (…) el deshacerse de todas las idealizaciones que producen los traumatismos. Si no hay idealización, no hay traumatismo”[13].

La experiencia nos ha permitido al mismo tiempo medir la importancia del hábitat para un sujeto. En el momento de la irrupción o de la destrucción de este, el sentimiento de dejar caer, es decir de una Hilflosigkeit primera, no está lejos, revelando la función de envoltorio corporal que constituye el hábitat. Recordemos el miedo del pequeño Hans que experimenta al alejarse de su casa. De lo que tiene miedo, subrayaba Lacan, es “que toda la casa desaparezca, que toda la cabaña se vaya a la mierda”[14]. Es decir, que el hábitat, ese stabitat[15] se anude para cada uno a la dimensión de la lalengua que se habita. Así pues, un dispositivo como el del CPCT aplicado a estas situaciones puede garantizar en mayor medida más que un abrigo: la posibilidad misma para el parlêtre de volver a habitar la lalengua de la que ha sido expulsado.

*Psicoanalista. Miembro de la AMP (ELP)

Traducción: Elvira Tabernero.

Fotografía seleccionada por el editor del blog.


[1] Título de la Soirée de la Antena de Lieja del CPCT-Bruxelles del 1º de junio 2022

[2] Bassols M., “La ley de la naturaleza y lo real sin ley”. Lacan Quotidien nº 875, 22 marzo 2020

[3] Hoornaert G. “La main de l`homme”, texto aparecido en la lista de difusión del CPCT en vista de la soirée ¡Clima y trauma”

[4] Antena de Lieja del CPCT-Bruxelles

[5] Region Walona que forma parte de la Eurofederación de Psicoanálisis

[6] Miller J.-A. “Hacia Pipol 4” Mental nº 20, febrero 2008, p.186

[7] Ibid., p.187

[8] Freud S., “Más allá del principio del placer (1920)

[9] La Sagna P-. “Les malentendus du trauma”. La Cause du désir nº86. Mars 2014, p.49

[10] Lacan J., Seminario XXI “Les non-dupes errent”, lecon du 19 fevrier 1974, inedit

[11] Miller J.-A., “Efectos terapéuticos rápidos en psicoanálisis. La Conversación Barcelona

[12] Miller J.-A., “La experiencia de lo real en la cura analítica (1998-99).

[13] Miller J.-A., “Efectos terapéuticos rápidos en psicoanálisis. La Conversación Barcelona

[14] Lacan J., “La relación de objeto. Seminario IV

[15] Lacan J., “El Atolondradicho” Otros Escritos.

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