Débora Nitzcaner*
En la “Entrega del Premio de Literatura Sor Juana Inés de la Cruz”,[1] la escritora Camila Sosa Villada, de nacionalidad argentina, se presenta como “una indecente escritora travesti”: de su libro premiado dice que “cuenta del error y el horror”.
Le agradece al jurado porque “no se detuvo en el misterio de su identidad y fue más allá”.
Entre sus agradecimientos se puede destacar uno en especial, cito: “A mis tías maternas y el cuchicheo de la siesta en el patio de la casa de mis abuelos, ese chismorreo musical bajo la higuera donde iban metiéndome el veneno de su lenguaje amariconado y florido, dulce como el clericó que las vi preparar”.
De manera poética introduce un punto fundamental el valor de lo misterioso de una identidad correlativa de un Otro sin garantía. ¿Cómo leerlo con el discurso del psicoanálisis? Nos dirige hacia una diferencia consecuente en lo que muta junto a la cultura de la época. Si en primera instancia contábamos con el inconsciente formalizado en su relación con la estructura del lenguaje y el discurso del Otro por su garantía de lo que nombraba; hoy, en cambio, contamos con el concepto de un inconsciente remitido a los equívocos de cada lengua, que se nos presenta, dice Jacques-Alain Miller, “sensiblemente distinto”.[2] Una “sensibilidad” captada por lo sutil de cada lengua, en donde una interrogación nos detiene en una reflexión: qué sería encontrar a “un sujeto flotando”[3] respecto del discurso del Otro.
1. Operación de soldadura, una lectura sobre lo real de la pulsión
Sigmund Freud en “Tres ensayos de teoría sexual”[4] nos advertía sobre lo imposible de una identificación pura, desprovista de goce. Una razón dirigida directamente hacia el analista, en lo que puede ser su extravío si intenta normativizar la relación del objeto con la pulsión. Nos prescribe a los analistas, que “debemos aflojar, en nuestra concepción, los lazos entre pulsión y objeto”.[5] Presenta un inconsciente leído en su vertiente real, en cuanto que es el goce quien pone a prueba el destino de la pulsión que se adviene por una operación inconsciente de “soldadura”, determinada por lo que es una fijación de goce.
2. Acceso a lo real, una lectura sobre el cuerpo hablante
“Para el ser que habla y que demanda, el cuerpo no alcanza a inscribir todo el goce. Este permanecerá en exceso, disfuncional con respecto al cuerpo”.[6] Esta es una referencia de Eric Laurent que alude al cuerpo como “superficie de inscripción en defecto respecto al trauma del goce”.[7] Lo importante aquí es que toma cuerpo la escritura de un imposible.
Lacan en el seminario Aún, conversa con el discurso feminista de esa época y da un paso más con las fórmulas de la sexuación. ¿Por qué? Se podría aventurar que avanza sobre la implicancia de una elección sexual comandada por el goce, ya no es el falo quien ordena la castración, sino es el goce lo que hace norma.
Entonces, se pregunta en qué un analizante habla con el cuerpo; para responderla establece la distinción entre el ser y lo real, una precisión que puede ser leída con Miller, cuando dice que “el ser tiene su ser por ser dicho”.[8] En cambio, el saber imposible está entre-dicho, dicho entre las palabras y en consecuencia no colma el ser. Un imposible, interrogado por Lacan en estos términos: “¿a qué género de real nos da acceso?”,[9] por dónde el “ser de lenguaje” queda preso.
Un tipo de imposible que se presenta en términos de lo que erra de un decir, de nombrar, de ser atrapado con el lenguaje. “El cuerpo que habla” implica que se reproduce por el malentendido de su goce, por su equivocidad y en esa perspectiva la pareja del otro sexo es el Otro, en su estatuto de cuerpo en tanto que “se presenta para el sujeto en forma a-sexuada”.[10]
Hoy la clínica contemporánea despierta por lo enseñante, nos ofrece un camino de exploración. Se puede constatar una marcada ausencia de fantasmas que operen como defensa contra un real, y el objeto a,si brilla, es por su máxima presencia. Con la doctrina lacaniana este objeto ha sido subrayado por lo preponderante de su permutación en cada uno de los discursos, y si es una oportunidad es por lo funcional que esto resulta, al ofrecerse como un puente al inconsciente, ya que posibilita un empalme de lo real a eso que “cuchichea” en el cuerpo.
*Psicoanalista. Miembro de la AMP (EOL).
Fotografía seleccionada por el editor del blog. (Sor Juana Inés de la Cruz por Juan de Miranda)
[1] Sosa Villada, C., Entrega del Premio de Literatura Sor Juana Inés de la Cruz a Camila Sosa Villada, 2 de diciembre de 2020 [en línea], https://www.youtube.com/watch?v=7pTjNWClS2Y&feature=youtu.be
[2] Miller, J.-A., (en colaboración con Laurent, E.), El Otro que no existe y sus comités de ética, Buenos Aires, Paidós, p. 39.
[3] Ibíd., p. 39.
[4] Freud, S., (1905) “Tres ensayos de teoría sexual”, Obras completas, Volumen VII, Buenos Aires, Amorrortu, 1990.
[5] Ibíd.
[6] Laurent, E., El reverso de la biopolítica, Buenos Aires, Grama, 2016, p. 18.
[7] Ibíd., p. 18.
[8] Miller, J.-A., “Introducción del ser y la existencia”, Revista Freudiana Nº 76. Revista de psicoanálisis de la ELP-Catalunya, enero/abril 2016, p.4.
[9] Lacan, J., (1972-1973) El seminario, libro 20, Aún. Buenos Aires, Paidós,1991, p. 145.
[10] Ibíd., p. 153.