César Mazza*
Neolid Ceballos (1938-2022) fue maestro rural, psicólogo, dirigente sindical y militante político en los años ’70, exiliado político interno en la dictadura militar del ’76. En los años ’80 comienza su primer análisis y su formación analítica en el Campo Freudiano en la ciudad de Córdoba, miembro de la EOL, fue uno de los impulsores del Departamento de Psicoanálisis y Política del CIEC-Asociado al Campo Freudiano. Al cumplir ocho décadas decide distanciarse de la escena pública y escribir Al ras de la práctica política.
A raíz de su reciente partida, fui releyendo algunos de sus textos y recordé algunas conversaciones.
Una vez, ante mi interés por el grupo de intelectuales que en los ’60 confluye en la revista Pasado y Presente (1), surgió el diálogo. En especial me interesaba por uno de sus protagonistas, Pancho Aricó, el más notorio introductor de la obra de Antonio Gramsci en nuestra cultura. En esa ocasión, hacíamos la difusión de una actividad del entonces incipiente Departamento de Psicoanálisis y Política del CIEC. Rondábamos, hacía ya unas cuantas horas, llevando y repartiendo afiches en su auto, en ese micro espacio aproveché para sacar el tema: “¿lo conociste a Pancho Aricó?, ¿charlaste con él?, contame de eso, por favor”. Así inquiría a mi interlocutor, que conducía su confortable Fiat Regatta amarillo.
Recuerdo la apacible sonrisa que habitualmente lo acompañaba, tal vez un signo de distancia respecto de cierto apuro con el que uno creía que debía hacer en la vida institucional. Así, con ese tono sereno, contó que a los comienzos de los ‘60, cuando empezaba su desempeño como maestro y su compromiso con los movimientos políticos se lo cruza a José María (Pancho) Aricó (2). La sonrisa se acentuó al rememorar la propuesta que Pancho Aricó le hizo. Era más o menos algo de este calibre: “¿nos acompañarías a realizar unas acciones para presentarnos en sociedad y al mismo tiempo atacar al poder burgués? Se trata de colgar unos cables que hagan cortocircuito en varias torres de Alta tensión, de esta forma provocaríamos unas explosiones en distintos puntos estratégicos alrededor de la ciudad sin que nadie del Pueblo corra peligro…”. “No acepté”, remató Neolid, largando una pequeña carcajada…
Luego, en ese mismo trayecto de viaje, se ponía un poco triste recordando a un joven amigo de los ’70, militante de la juventud peronista, Iván, “muy inteligente, audaz, muy solidario”, desaparecido por la dictadura. Creo que se recomponía viendo algo de esa juventud en otro, un amigo en común, decía: “José me hace acordar mucho a Iván, es impactante el parecido”.
Entonces, mientras escribo retornan las cuestiones de aquellas conversaciones: ¿quién es el otro en juego?, ¿qué práctica queremos instalar?, ¿cómo dimensionar las consecuencias, la resonancia de nuestras intervenciones? Cuestiones que se resignifican, a partir de la interpretación pronunciada por Jacques-Alain Miller en el 2017: “para el Campo Freudiano un año cero” (3).
Conmueve, en esta partida, resituar la actualidad de un texto escrito por Neolid, al estilo de una carta, en la Revista La Intemperie (4) en agosto del 2005. El problema se abría a partir del precepto: “No matar. Sobre la responsabilidad”. Un debate que retoma los temas del accionar y la responsabilidad de las organizaciones revolucionarias de la década del ‘60/’70, de su relación con el Pueblo, ya sea de su articulación con el sistema representativo de la democracia o de su protagonismo en tiempos de dictadura, de la importación de modelos revolucionarios de otras latitudes, de la dimensión ética del precepto: No matar.
Despejado de cualquier trampa imaginaria, -por ejemplo, arrogarse el lugar del Otro e interpretar a la persona que disparó esta polémica-, Neolid escribe desde su experiencia, desde su trayecto como exiliado de una lengua. Su exilio era el exilio de las referencias del discurso de la política, aquel que había abrazado en su juventud. Escribe, testimonio de su pasaje de discurso, desde un lugar transformado por el psicoanálisis y con las nuevas armas provistas por él. No deja de señalar la angustia ante la caída de los ideales. Pero el coraje del hombre de deseo que lo habitaba, le permitió avanzar y ubicarse en la polis desde la orientación lacaniana.
Analítico, sutil, Neolid emplea y recorta el significante en juego en las palabras intemperie y exilio para referirse a la singularidad de su trayecto: “Retorné a Córdoba algo más de tres años después de la llegada de la democracia. Cuando me fui, en realidad lo que hice fue salir a la intemperie, para traer ese significante notable que nombra a su revista”.
En cuanto al exilio, Neolid extrae la partícula ex para designar ese lugar como “un fuera de absoluto, la ausencia total de lazos sociales, esos lazos con el Otro que son nuestra referencia. Estuve fuera de Córdoba más de una década, pero de regreso, caí en la cuenta de que en algún punto yo seguía en la intemperie…”
En esta perspectiva, la intemperie es el lugar de indeterminación subjetiva, es estar sin referencias, renglón seguido mencionará la angustia, ese real en singular. Esa intemperie encontrará años más tarde un giro, otro lugar “para que se produjera el acontecimiento”. Se trata del encuentro con el psicoanálisis en el marco una actividad del Campo Freudiano a los comienzos de los ‘90 en nuestra ciudad. Asimismo, rescata dos frases de lo dicho en esa actividad, una hacía alusión a la oportunidad del psicoanálisis en el mundo actual y la otra consideraba la dimensión del fracaso en la experiencia política.
Ya no se trata del fracaso ante un esperado triunfo, sino de ubicarse en la imposibilidad, esa que abre la chance de arreglárselas con lo real. Oportunidad para que el deseo pueda intervenir, un deseo desprendido de cualquier reenvío al ideal, incluso desprendido de la tentación de tomar al nuevo discurso, el analítico, como ideal.
“Me encontré, así, entonces, pensando en que la revolución era imposible, impracticable”, se trata de la imposibilidad de lo simbólico por apresar lo real: “Esto significaba para mí otra posibilidad de entender lo sucedido, y me parece que constituye también, otra posibilidad para inteligir la política de los próximos tiempos…”
De esta manera, Neolid resalta la oportunidad, la contingencia en lo que no está escrito, de hacer otra cosa en la vida institucional del psicoanálisis y en la práctica política a secas.
Quiero subrayar dos puntos en esta Carta del 2005. Su forma de decir, le da una gran actualidad. Por un lado, él señala el tema del goce de los que se proponen “puros”, adjudicándose el lugar del Otro. Por otro, apuesta por una política donde el foco no sea “la pura lucha por el poder”, sino una dimensión política en la que un poder pueda venir por añadidura.
*Psicoanalista, miembro de la AMP (EOL).
Fotografía seleccionada por el editor del blog.
(1) Pasado y Presente. Revista trimestral de ideología y cultura fue una revista de orientación marxista publicada en Córdoba, Argentina, entre los años 1963 y 1965 y, en una segunda época, ocho años después, dirigida por José María Aricó. En su Consejo de redacción figuran nombres que marcaron a fuego el campo intelectual argentino: José M. Aricó, Héctor Schmucler, Oscar del Barco, Luis J. Prieto entre otros. La crítica a la ortodoxia del Partido Comunista, la recepción pionera del pensamiento de Antonio Gramsci y la apertura a autores como Jacques Lacan, renovaron el espectro de la cultura política de izquierda en Argentina. Pasado y Presente fue, en palabras de Héctor Schmucler, la imprevista creación de un grupo dispar de intelectuales que pensaron y escribieron sin ningún programa preestablecido ni bajo el amparo de ninguna organización u aparato político. Tal vez sus hallazgos y sus virtudes radicaron en esa singular comunidad de trabajo. En 1963 el grupo de intelectuales de la revista fue expulsado del Partido Comunista. En una retrospectiva Pancho Aricó escribe: “Estuvimos así en condiciones de recibir y analizar a partir del marxismo corrientes tales como el existencialismo sartreano y la fenomenología de Husserl, C.L. Strauss y el estructuralismo (…) y hasta las corrientes modernas del psicoanálisis que giraban en torno de un sol apenas conocido por estas tierras: Jacques Lacan” (José M. Aricó, La cola del diablo. Itinerario de Gramsci en América Latina, Ed. Siglo XXI, Bs. As. 2005).
Es de destacar que en el año ’65 de Pasado y Presente Nro. 5 se publica el primer texto en Argentina que comenta y se explaya sobre Jacques Lacan, su autor es Oscar Masotta: “Jacques Lacan o el inconsciente en los fundamentos de la filosofía”. (Cf: .http://www.descartes.org.ar/masotta-mazza2.htm, y http://www.descartes.org.ar/Files/destellosmediterraneo.pdf y recientemente en “El estilo de un legado” de Alejandra Glaze en Lacan hispano. Ed. Grama, Buenos Aires 2021)
(2) José María (Pancho) Aricó: (1931-1991) fue un intelectual marxista nacido en Villa María, Córdoba (Argentina). “Su influencia marcó los avatares del marxismo, el pensamiento político y la filosofía revolucionaria, sus ideas actuaron como contrapeso de las ideologías adocenadas” (José M. Aricó, La cola del diablo. Itinerario de Gramsci en América Latina, Ed. Siglo XXI, Bs. As. 2005). Introductor de Antonio Gramsci en Argentina, fue protagonista de las publicaciones Pasado y Presente (Córdoba), Controversia (México) y La ciudad futura (Buenos Aires).
(3) Jacques-Alain Miller: Curso de psicoanálisis, 24 de junio de 2017.
(4) Carta enviada a La Intemperie por Neolid Ceballos (Agosto 2005), publicada en el libro No matar. Sobre la responsabilidad. Ed. Del Cíclope y Ed. U.NC. Responsable de la edición Pablo Belzagui, Córdoba 2014.