La ideología del psicoanálisis: tres momentos

Francesc Vilà*

1. Volviendo a Freud

Lacan hace el trabajo de explicitar la ideología de Freud. Esta ideología argumenta el descubrimiento del inconsciente. Es una ideología bicéfala, tiene una parte de teoría o conjetura y otra de experiencia o acción. Teoría y experiencia dialectalizan su praxis. Jacques-Alain Miller, en su curso Sutilezas analíticas, dice de manera acertada que la teoría es un comentario de la experiencia. La ideología de Freud no forma parte de las ciencias de la naturaleza, si bien Freud anhelaba hacerse un hueco en el cientifismo termodinámico tal y como apuntaban muchas de sus metáforas en la línea de Helmholtz. Lacan formaliza este descubrimiento, entiende en su vuelta a Freud cómo el comentario de «…la secuencia, tal vez intrínsecamente infinita, de las consecuencias de la tesis que el inconsciente está estructurado como lenguaje»[1]. Esta tesis es una conjetura que hay que demostrar en cada caso. En la experiencia analítica se producen fenómenos como la transferencia, la pulsión, la repetición…. Y también formaciones del inconsciente. La metapsicología de todo unido se estructura con la lógica del significante.

El inconsciente de Freud está estructurado como un lenguaje de Saussure. Es un lenguaje que hay que descifrar. Esta conjetura ideológica tiene reglas o algoritmos, o sea procedimientos automáticos. Y también otros procedimientos que no lo son. Por eso es una ideología conjetural y no una ciencia física o matemática. Es una ideología o ciencia conjetural que promueve una praxis, una experiencia del inconsciente en caso de que el sujeto consienta en cumplir con la regla fundamental de la asociación libre. Su regla o algoritmo primero es la regla de la asociación libre. Se acepta cualquier signo como dato inicial de la experiencia y se divide en dos, significante/significado. El sujeto se supone como mensaje reprimido que hay que descifrar. Este inicio se acompaña de una alienación, de un recorrido que va desde la experiencia de sumisión al algoritmo de la transferencia, el fenómeno que supone que el saber tiene sujeto. Y la experiencia concluye cuando se construye el algoritmo de la transferencia, el fenómeno que supone que el saber tiene sujeto. Y la experiencia concluye cuando se construye el algoritmo del Pase. No hay algoritmo del curso de la experiencia. Ni tampoco algoritmo del cifrado ni de la interpretación. La política de la cura depende del acto analítico que no tiene garantía o algoritmo.

2. Después del retorno a Freud

Jacques Lacan, en el Seminario XVII del año 1969-70, articula los artificios discursivos de la civilización. Construye un materialismo discursivo sobre la civilización contemporánea a partir de la rotación de discursos: el histérico, el universitario, el psicoanalítico y el del Amo que también se puede nombrar discurso del Inconsciente. Esta trama de lugares y letras enlaza, mantiene unidas las ideologías de la modernidad entre la que hace funcionar a la sociedad, al discurso del Amo y a la que constituye el sujeto, el discurso del Inconsciente.

El discurso del psicoanálisis es su detorsión, es el mayordomo del discurso del Amo. Habla de la trama y descubre, en un paso de sentido, el Significante Amo.

En el Seminario XVII la ideología del psicoanálisis se formaliza como un discurso entre otros, con su objeto propio, el inconsciente. Pero sigue fallando, tiende a la farsa. No deja de ser un discurso más que produce efecto a partir de lo semejante, de la imaginarización de lo simbólico, a pesar de que a lo largo de la hystoria ha querido denunciar, subvertir con éxito, el orden de Otro malvado o inhumano. En cierta manera, es una estafa más junto a los productos de la Ciencia.

3. En la era de Zadig

Con el paso al siglo XXI, el discurso del Amo se ha transformado de nuevo. Y la cuestión para el psicoanálisis es cómo volver a encontrar su lugar actualmente. Corre peligro de ceder ante las parálisis actuales de la civilización. La Ciencia, una ideología que elide al sujeto, ha ido un paso más allá en la intrusión en la vida. Ahora es la promotora del nuevo discurso de la civilización.

En la modernidad, la ideología psicoanalítica colaboró en hacer caer a los semejantes del Amo que hacían creíble la relación sexual natural y ahora, oh sorpresa, se encuentra con los resultados. Produce perplejidad que sea el nuevo discurso dueño de la civilización el que tome el relevo de la acción subversiva del psicoanálisis y promueva el más allá de las cotillas de antes. Las denunciadas, da risa, en su día por el psicoanálisis. Ahora aquellas cotillas o semejantes en el sexo, en el género, en la reproducción, han estallado. El Otro que las conformaba se ha quebrado hasta desmenuzarse[2]. Hay un más allá. Finalmente, en la vida en general ha pasado algo parecido. Y esta eclosión es global en Occidente. Occidente se ha occidentalizado. El nuevo discurso roto, aturdido y en bucle de la civilización anima a gozar denunciando a los semejantes y desiste hacer como el discurso del Amo antiguo, deja de ocuparse de que la gente tenga brújula y funcione.

Jacques-Alain Miller, en la conferencia de Comandatuba de 2004, elucubra cómo el discurso del Amo contemporáneo encaja en el discurso del psicoanalista. Fantasea sobre si tienen la máxima estructura. El discurso del analista ya no es el reverso como pasaba en la modernidad. El discurso del analista ya no da paso al sentido. Está en posición isomórfica.

¿Cómo concebir la praxis lacaniana actualmente? La praxis lacaniana puede dar el servicio de evidenciar los síntomas de la intrusión de la Ciencia en la vida cotidiana. Ante la elisión del sujeto, revelar las insuficiencias y circunscribir los cortes del discurso contemporáneo. La presencia del analista-semejante entre los gadgets y los restos del cuerpo produce evidencia sintomática. Pero ¿es suficiente?

El discurso del Amo contemporáneo trenza una paradoja extraordinaria, avala el individualismo democrático por un lado y, por el otro, prohíbe salir del «para todos» bajo la garantía de la evaluación. Devuelve a los ciudadanos cantidades para disponer, controlar y segregar. Contrariamente, el discurso analítico da lugar a lo inconmensurable, intercala en la paradoja el factor a. La objeción del objeto a induce a una irritación que se hace notar en las guías y los protocolos sociales y sanitarios[3]. Pero ¿es suficiente con denunciar la elisión de la evidencia del caso? El discurso del psicoanálisis, avalémoslo, tiene la política de revelar la aparición de aquello que no funciona en la sociedad disgregada y en el sujeto impelido a gozar. La praxis lacaniana colabora en sintomatizar la vida contemporánea. Pero ¿no es suficiente?

El discurso contemporáneo de la civilización, sin imposibilidades, muestra como lo simbólico se vuelve real. El significante y el gozo se adhieren a este non-stop de un discurso donde la ideología hace soñar que nada es imposible. Esta nueva ideología sin imposibilidades da oportunidad a la praxis clínica con el parlêtre, el nombre del inconsciente en la era de Zadig. Zadig es la oportunidad de la renovación de la ideología con tal de que encuentre un lugar eminente entre los demás y apunte a algo más. El seminario Point de capiton es el alfa de la temporada del sinthome. Es una nueva oportunidad para que el discurso del psicoanálisis deje de ser una ideología más entre otras, deje de producir efecto solamente a partir de lo semejante y sea una praxis sin valor, pero no sin consecuencias. Una praxis que muestre los endebles moteriales con los que se hace la débil mentalidad humana. La moterialidad no entiende de ideas, no liga con ideas, está hecha de significantes orgánicos, palabras y materia corporal, que hacen posible la vida y tener un cuerpo. Son la materia hecha de lo simbólico y lo real de la que los AE (Analistas de la Escuela) testimonian y elucubran al final de sus análisis.

Esta es la jugada del psicoanálisis en la era de Zadig, llegar a un estadio superior, no ideológico, donde el Pase, en extensión a la colectividad, sea una brújula para la vida.

*Psicoanalista. Miembro de la AMP (ELP)

Fotografía seleccionada por el editor del blog.

Traducción del catalán: Lourdes Sánchez Rodrigo.

Fuente: https://www.ciutatdeleslletres.com/la-ideologia-de-la-psicoanalisi-tres-momentsfrancesc-vila/


[1] Algoritmos del Psicoanálisis. Jacques-Alain Miller, Ornicar 16, 1976.

[2] Eric Laurent expone con claridad el concepto de Otro roto en su artículo “Tratamiento psicoanalítico de las psicosis e igualdad de las consistencias” en La conversación clínica UFORCA. Coordinado por Guy Briole y editado por Grama. Buenos Aires, 2020.

[3] Miller, J-A. Cuestión de Escuela: acerca de la Garantía. Revista El Psicoanálisis, numero 22.

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