CORONAVIRUS: «¿El virus vira?»

¿El virus vira?

 

Alessandro Siciliano*

 

Como lo ha hecho notar Bassols, el asunto del Covid-19 no se corresponde con el “el real sin ley” lacaniano. Más bien, al contrario, se trata de un fenómeno que sigue una ley específica, la “ley implacable de la naturaleza” [1]. Una ley tan precisa e implacable que fue posible, ya en 2012, para el escritor y divulgador científico David Quammen predecir, a grandes rasgos, que aspecto habría tenido aquello que en ese momento era denominado como el Next Big One, esto es, la situación en la que nos encontramos: “las enfermedades del futuro, obviamente, son motivo de gran preocupación para los científicos y expertos en sanidad pública. No hay motivo alguno para creer que el SIDA quedará como el único desastre global de nuestra época, causado por un extraño microbio que procede de un animal. Cualquier vaticinador bien informado habla incluso del Next Big One, el próximo gran evento, como un hecho inevitable […] ¿Será causado por un virus? ¿Aparecerá en la selva tropical o en algún mercado de China meridional? ¿Generará treinta, cuarenta millones de víctimas? La hipótesis ha tomado tal fuerza que podríamos dedicarle una sigla, “NBO” [2].

La naturaleza contiene, absolutamente, una lógica interna, dentro de la cual hoy se presenta el coronavirus. El mérito de Quammen, en su Spillover, es el hecho de focalizar bien los puntos de unión entre la naturaleza del virus y de las epidemias y la naturaleza del discurso que establece el lazo social en el que los sujetos humanos están inmersos. En particular, aquel discurso “locamente astuto” que Lacan investigaba en los años ’70, el discurso capitalista. “El discurso más astuto que se haya visto jamás”[3], porque, lejos de tener dificultades o amenazas en las crisis o estancamientos, se desarrolla y prolifera desencadenando, precisamente y de manera continua, crisis y haciendo de éstas el lugar de la evolución, del progreso, del desarrollo. El capitalismo debe destruir continuamente sus propios límites para poder construir y continuar subsistiendo. Por este motivo, y de acuerdo con la mayor parte de los eruditos, Lacan en el año 72 decía que el discurso del capitalismo es un discurso destinado a implosionar porque es insostenible”. Un discurso que hace de la crisis su principal trampolín de salto, “avanza como sobre ruedas, no podría correr mejor, pero justamente avanza así de rápido hasta consumirse, se consume hasta el final” [4].

¿Cuáles son los puntos de unión identificados por Quammen, en los que las diferencias entre naturaleza y cultura colapsan? “Hay una correlación entre estas enfermedades que aparecen una después de la otra (Ébola en el ’76, HIV-1 en el ’82, HIV-2 en el ’86, Hendra en el ’94, SARS en el 2003, y podríamos agregar el COVID-19 en el 2020), y no se trata de meros accidentes sino de consecuencias no deseadas de nuestras acciones”.

Punto uno: las actividades humanas de la desintegración (y no elegí esta palabra por causalidad) de varios ecosistemas a una tasa que tiene las características de un cataclismo. […] En estos ecosistemas viven millones de especies, en gran parte desconocidas para la ciencia moderna”.

Punto dos: “entre estas millones de especies desconocidas hay virus, bacterias, hongos, protistas y otros organismos, en su mayoría parásitos. Los especialistas hoy usan el término virosfera para identificar un universo de seres vivientes que harían palidecer por sus dimensiones a cada uno de los otros grupos”.

Punto tres: “Hoy la destrucción de los ecosistemas parece traer entre sus consecuencias la aparición, cada vez más frecuente, de patógenos en ámbitos más extensos de aquellos originales. Allí donde se talan los árboles y se mata a la fauna, los gérmenes del lugar vuelan alrededor como polvo que se desprende de entre los desperdicios. Un parásito al que se lo molesta en su vida cotidiana y se lo despoja de su huésped habitual tiene dos posibilidades: encontrar un nuevo hogar, un nuevo tipo de hogar, o extinguirse. Por lo tanto no es que se inmiscuyan con nosotros, somos nosotros los que nos hemos convertido en una molestia, visibles y especialmente predominantes”. [5]

Que la naturaleza del virus haya impuesto un brusco freno a la naturaleza del discurso capitalista es evidente. Que el asunto del virus pueda constituir un viraje, del discurso de la carrera al agotamiento hacia un modo más sustentable, es una hipótesis y una apuesta, un sujeto de quien se requiere hablar, para que “una respuesta desde lo real” [6] pueda surgir. Quizás el discurso del analista tiene aquí algo para decir – para decir y no para enseñar-. Al igual que en el discurso capitalista, también el discurso del analista apunta a “hacer del resto, de la piedra de desecho, la piedra angular”, pero con una diferencia sustancial: en el capitalismo, falta y deseo son “explotados”[7] con el objetivo de producir continuamente nuevos objetos a, letosas , nuevos productos que pliegan el deseo sobre el plano de la necesidad; en el discurso del analista, por el contrario, se apunta al resto, al desecho, en cuanto causa del deseo, aquello que se encuentra tras el deseo y que lo provoca, separado, desenganchado, de los circuitos de producción y circulación de las mercancías.

El analista, dice Lacan en Televisión haciendo un parangón con la figura del Santo, “no hace caridad”, es decir que no ofrece compasión y conmiseración, “más bien ocupa el lugar de resto, del desecho: hace de desecho” [8]. Es este “nuevo”, y siempre inédito, modo de entender el desecho en la puesta en acto del discurso analítico, hayamos su subversión respecto al discurso capitalista. Lejos de convertirse en una receta (“El único inconveniente para los demás es que no aprecian adonde se dirigen”), Lacan nos ha dejado aquí una singular nota de optimismo: “Cuanto más Santo se es, más se ríe uno; es mi principio, incluso la salida al discurso capitalista – el que no constituirá un progreso si tendrá que ver solo con algunos” [9].

*Participante de la Scuola Lacaniana Di Psicoanalisi del Campo Freudiano (SLP) en Bologna.

 

Fotografía seleccionada por el editor del blog.

 

Fuente: https://www.slp-cf.it/rete-lacan-n12-7-maggio-2020/#art_7

 

 

 

[1] M. Bassols, La ley de la naturaleza y lo real sin ley. Blog ZADIG ESPAÑA 20 marzo 2020. https://zadigespana.com/2020/03/20/coronavirus-la-ley-de-la-naturaleza-y-lo-real-sin-ley/

[2] D. Quammen, Spillover. Ed Norton 2012 New York

[3] J. Lacan, Del discurso psicoanalítico Conferencia en Milán (1972),

trad Lacan in Italia. (1953-1978), Salamandra. Traducción español de Marcos Esnal con la colaboración de Claudia Vinuesa, Raquel Capurro y Ángel Fernández. Fuente en Pas-tout Lacan. Disponible en www.ecolelacanienne.net.

[4] Ibidem.

[5] D. Quammen, cit., pp. 42-44.

[6] J.-A. Miller, Produrre il soggetto? in I paradigmi del godimento, a cura di A. Di Ciaccia, Roma, Astrolabio, 2001, p. 167.

[7] J. Lacan, Excursus, in Lacan in Italia, cit.

[8] J. Lacan, Television (1973) Otros Escritos Paidós (2012) Buenos Aires

[9] Ibidem

 

 

 

 

 

Una respuesta a “CORONAVIRUS: «¿El virus vira?»

  1. Me ha gustado mucho tu comentario. Entiendo así tanto la entidad ddel virus como su origen, En cuanto al discurso capitalista, me parece muy oportuna tu alusión al santo y su reír en relación con el lugar del analista.

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