Un real cuya realidad es el nombre
Francesca Biagi-Chai*
Parasitismo absoluto
Sin ninguna duda, el virus es de lo real. No estamos convencidos en considerar que esté bien dicho que un virus está en el límite de lo viviente. Microorganismo que en sí mismo no tiene ninguna posibilidad de sobrevivir, que sólo dispone de su código genético y de una cápsula para protegerlo, está restringido al parasitismo absoluto. Sólo puede sobrevivir y, reproducirse a partir de organismos, «biológicos” hablando estrictamente; utiliza sus dispositivos celulares, las reservas de glucosa y las mitocondrias productoras de energía. Esto da a las epidemias virales su carácter «inexorable», y hace que la población deba sustraerse físicamente de toda sociabilidad cotidiana para que el virus se extinga por falta seres vivientes. Existe en la raíz misma de su difusión, la realidad radical de un puro real que nos confronta a una realidad primera, insospechada. Se nos presentan coordenadas inéditas, para el psicoanálisis entre otros, que abren la dimensión de repensar el acto y la apuesta a sostener.
Lo real de la ciencia no es lo real del psicoanálisis. Si Lacan ha podido escribir que la posición científica «ya está implicada en la parte más íntima del descubrimiento p<sicoanalítico», (1) modifica luego ese punto de referencia, en particular después de la teorización del objeto a. Se produce una división de las aguas cuando identifica la ciencia con «una ideología de supresión del sujeto», (2) que reduce lo real a una exterioridad «totalmente manipulable», (3) como lo señaló muy bien Serge Cottet.
Lo real del psicoanálisis está agujereado, por su anudamiento con lo imaginario y lo simbólico, pero también porque no sabría igualarse a un goce total, siendo que el goce está prohibido a aquél que habla. Precisamente es igual al agujero mismo, del cual se origina el goce que implica al ser viviente, el goce del cuerpo hablante. «Es a lo real como haciendo agujero que el goce ex-siste», (4) nos dice Lacan. Y agrega: “algo se abre a nosotros, es seguro, que de alguna manera parece ser evidente. Es, a saber, ese agujero de lo real, el designar la vida”. Este significante de la vida llama al de la muerte y «es del lado de la muerte donde se encuentra la función de lo simbólico». Alejándose de su realidad nos adormece y en esa incompletud, es posible soñar con la propia vida.
Lacan nos hace sensibles a este olvido que tenemos de la muerte. «Es en tanto que algo está urverdrängt en lo simbólico, que hay algo a lo que no damos jamás sentido, aunque seamos –es casi un estribillo decirlo– capaces lógicamente de decir que: Todos los hombres son mortales. » (5)
Lacan continúa: «Es en la medida en que Todos los hombres son mortales no tiene –por el solo hecho de ese todos– estrictamente hablando, ningún sentido, al menos es preciso que la peste se propague en Tebas para que ese todos devenga algo imaginable y no un puro simbólico, que es necesario que cada uno se sienta concernido en particular por la amenaza de la de la peste.» (6) Si Edipo mata a su padre, «es por no haberse tomado el tiempo […] para hacer una perorata (laïusser)», el tiempo de la palabra, «el tiempo de un análisis», es decir, el tiempo para subjetivar su destino, para saber algo que pudiera modificar su curso, el análisis orientado a atravesar las capturas imaginarias para alcanzar el hueso, el hueso de una cura, (7) el objeto a.
Lo real subvertido
El encuentro con lo real que, en el síntoma o en el fenómeno xenopático, revela la falla y la relación del sujeto con el objeto, define en el último Lacan al parlêtre. Los cortes que ocurren en el análisis entre ser y ex-sistencia rodean el goce que los une; son más topológicos que ontológicos. Operan desde la entrada en análisis, independientemente de la estructura, pero no sin ella, porque lo real no tiene las mismas características para la neurosis o la psicosis, el retorno de lo reprimido siendo reconocido e integrable o, de lo contrario, radicalmente extraño e imposible de subjetivar.
Cuando decimos, con cierta facilidad, que «el virus es de lo real», ¿de qué estamos hablando? ¿Cómo lo experimentamos? La propagación de la infección no sigue ninguna regla, excepto la de contigüidad. Ocupa el terreno de lo próximo a lo próximo, colonizando los territorios libres: invasión tóxica. Se trata de un real «pleno» que avanza sin permitir por el momento ninguna captura, en suma, un real «no manipulable» porque como dice Lacan: «la naturaleza aborrece el nudo». (8) Es un real cuya realidad es el nombre. ¿No es esta una experiencia al borde de la psicosis compartida por todos? Su materialidad reduce la dimensión de lo imaginario; a juzgar por los numerosos testimonios sobre la dificultad de proyectarse. El confinamiento como respuesta a la pandemia, confirma un real y convoca un tiempo subvertido. El encierro psíquico redobla el encierro geográfico. Nadie soñaría en tomar esta situación por vacaciones o por un simple alejamiento, porque un efecto suplementario está asociado a ella.
Consistencia de lo imaginario
Teniendo en cuenta estos hechos y la propagación de la pandemia, los analistas han podido proponer a sus pacientes estar allí, al teléfono. Cada analizante respondió según –podemos imaginar fácilmente– lo que es para él la experiencia del análisis y dónde se encuentra en ese trayecto. El impacto de la situación actual se hizo sentir, pero ha sido tomado en la dimensión analítica y las sesiones por el momento son una parte de la cura de la que cada uno hace uso a su manera.
Este primer momento de après-coup nos enseña sobre la relación del análisis con eso que se ha presentado en el campo social como coyuntural, excepcional y estrictamente hablando, inconcebible.
Para algunos analizantes haber vislumbrado el retorno de un goce bien conocido y como dice Lacan, que sabían que no era del bueno, una sesión fue suficiente para hacer un corte. Desalentar el acting out, evitar la manía o la inhibición mortificante ordenándolos al saber, ponerlo a la cuenta de las sesiones, indicando el punto de encuentro, el escenario abismal de dos reales, el del sujeto y el de esta realidad que adquiere semejante prisa. Lo real de esta realidad, que ha podido conducir al sujeto al límite del fading, ha desnudado la trama del fantasma y sustrae el objeto al deseo. El estar allí del analista al teléfono, ha abierto una ventana a lo imaginario útil, sin la cual no hay análisis. Este imaginario en sí agujereado, que Lacan nos invita a reconsiderar, le da al nudo su consistencia: “La consistencia del imaginario es estrictamente equivalente a la de lo simbólico y de lo real.” (9) Los sueños, los recuerdos, el relanzamiento del deseo y el cuerpo están ahí, en ese encuentro, el análisis continúa. Los efectos del cuerpo, esta aufhebung de los afectos que preceden a la sesión (el sujeto teniendo miedo de decir demasiado o demasiado poco, temiendo lo que puede descubrir apelando a sus deseos) no han faltado, no menos que sorpresa, lágrimas y la toma de conciencia.
Por el lado del analista y siempre en el après-coup, me parece que el teléfono es capaz de ser un medio justo para que haya un cuerpo en el asunto, y tal vez más que en presencia de la imagen. De hecho, la captura de la mirada distrae y atenúa un poco eso que del cuerpo pasa y se concentra tanto en la voz, en los sonidos como en los silencios.
Ciertamente, se trata de un momento, ya sea de un tiempo rodeado, limitado, circunscripto, único que participa, me parece, de la posibilidad del análisis bajo esta forma: de lo nuevo en forma, sin alcanzar al discurso. Esta forma se detendrá, lo sabemos, y ese saber entrará luego en la celebración de sus sesiones.
*Psicoanalista. Miembro de la AMP (ECF)
Traducción: Mirta Nakkache
Fotografía seleccionada por el editor del blog.
Fuente: http://www.eol.org.ar/biblioteca/lacancotidiano/LC-cero-882.pdf
1: Lacan, J., “Del sujeto al fin cuestionado”, Escritos I , SXXI Editores, México, 1971, p.51
2: Lacan, J., “Radiophonie”, Autres écrits, Seuil, París, 2001, p.437
3: Cottet, S., «En lígne avec Serge Cottet»La Cause du Desir 84, , mai de 2013, p. 12
4: Lacan, J., Seminario 22 “RSI”, clase del 14 de enero de 1975, inédito.
5: Ibid
6: Ibid
7: Miller, J.-A., El hueso de un análisis, Tres Haches, Buenos Aires, 1998
8: Lacan J., El Seminario 22… Clase del 14 de enero de 1975, op.cit.
9: Ibid., Clase del 11 de febrero de 1975.