La renegación como factor político
Osvaldo L. Delgado*
1. La originalidad, la potencia creadora de Freud, lo llevó a producir las lecturas más valiosas, respecto al ser humano y a los colectivos sociales.
Al mismo tiempo, es contundente la diferencia que encontramos entre el optimismo respecto a la ciencia y la caída de la religión, como así también respecto al futuro del género humano, y su desazón profunda ante el surgimiento del nazismo. Produce el concepto de pulsión de muerte. Encontramos al Freud optimista por la potencia del deseo, y al pesimista de las neurosis de destino. En 1920 cambia la clínica y horada el ideal de la moral moderna. En este punto debemos diferenciar en nuestro oscuro momento mundial dos cuestiones: por un lado, como lo hace Bassols, el Real sin ley de la Pandemia, el Real con ley del virus, y yo agrego la compulsión de repetición ordenada por el fantasma. En esta última encontramos el campo de la ideología. Debemos recordar, además, que la compulsión de repetición lleva a lo peor y se puede articular como ideología. Por lo tanto puede hacer un tratamiento del real sin ley absolutamente genocida. Esta compulsión puede expresarse como odio en el sentido aristotélico, o sea que el otro no exista.
Los psicoanalistas somos respetuosos del síntoma, porque él abriga la diversidad de goces a ser respetada. Lo que no podemos respetar es un goce que viole los Derechos Humanos. Además del Real sin ley de la epidemia, tenemos el imperativo de goce de ciertos gobiernos de enviar a sus trabajadores a seguir produciendo plusvalía para los millonarios, aunque en ello se jueguen la vida.
El politólogo argentino Diego Sztulwark, dice en su texto La ofensiva sensible, “la fobia al síntoma, a la diferencia sexual, racial, clasista, expresa el horror neoliberal ante la amenaza del colapso que representa la autonomización de las formas de vida. Horror ante las subjetividades de la crisis. Esta es la base de su odio al síntoma, odio existencial y político, y la base del devenir neofascista del neoliberalismo”.
2. En el magistral texto El malestar en la cultura se realizan dos aseveraciones, que en principio se presentarían como contradictorias. Se presentan tres cuestiones de máxima desdicha al ser humano: la hiperpotencia de la naturaleza y la fragilidad de nuestro cuerpo. Hoy es el Corona Virus y la Pandemia. El tercero es el peor de todos, se trata de “la insuficiencia de las normas que regulan los vínculos recíprocos entre los hombres (y las mujeres) en la familia, el Estado y la Sociedad” en palabras de Freud.
Aclara que, entre otras cuestiones, el ser humano toma al prójimo como objeto sexual sin su consentimiento, para explotarlo como fuerza de trabajo, en desposeerlo y hasta asesinarlo. Y con ello se satisface pulsionalmente.
Y aunque descree de un nuevo comienzo absoluto como los comunistas y socialistas de la época, considera que una sociedad más justa económica y socialmente donde, agrego, los derechos humanos fueran el núcleo de la ética social, permitiría un tratamiento diverso de la pulsión de muerte, y sería más eficaz que cualquier imperativo.
3. En este momento, la humanidad se encuentra con que puede desaparecer. El Real con Ley del virus y el Real sin Ley de la Pandemia, según la precisión de Bassols, se han hecho presentes. Se lo puede desmentir, por supuesto. Conocemos las conceptualizaciones sobre la renegación, tanto en Freud como en Lacan. Contamos también con la formulación de Marx sobre “el fetichismo de la mercancía”. Despedir trabajadores en este momento, vender carne podrida en grandes supermercados, exigir volver al trabajo en cualquier condición, es un goce oscuro sostenido en un acto renegatorio. ¿No se trata acaso de la erección del objeto anal dinero a la dimensión del fetiche? ¿Se ha visto tal dimensión renegatoria ante la presencia de un Real sin ley mortífero? Si, los genocidios de masas. Recordemos cómo nos enseña Herne Castanet en su texto La perversión que, en la neurosis, la apuesta a la desmentida es tomada y trabajada como cuestión cifrada por el síntoma y el fantasma. Siguiendo a Lacan va a afirmar que hay un uso neurótico y un uso perverso de la desmentida. El neurótico, a diferencia del perverso, supera la impresión angustiante de la castración. De esto se trata la renegación como un factor de la política.
*Psicoanalista de la AMP (EOL)
Fotografía seleccionada por el editor del blog.