CORONAVIRUS: «La ola pandémica como cambio de discurso»

La ola pandémica como cambio de discurso

 

 

Kepa Torrealdai Txertudi*

 

A fecha de hoy solamente en China y Corea del Sur parecen haber doblegado la ascendente exponencial de la curva de contagiosidad, que sin embargo sigue subiendo permanentemente. En el resto del mundo no se ha llegado al pico y en países como Estados Unidos solo acaba de empezar. Se trata de una ola sin precedentes desde la gripe llamada española del 1918. Como decía Maria-Hélène-Brousse[1] sin instante de ver ya está encima. No ha habido casi lugar para la subjetivación y el tiempo de comprender está colapsado.

Cuando las cosas marchan, funciona el discurso del amo, que también es el del inconsciente. Un S1 funciona y representa al Sujeto dividido (S/) para un otro significante S2, de esta manera produciendo un saber. Este saber está íntimamente atado a un goce, a un resto, de la ecuación significante de representación del Sujeto. A este resto Lacan le llamó “a”. De esta manera la rueda se cierra, El S barrado sigue siendo representado por un S1 que sigue dirigiéndose a un S2 y podríamos decir que en esa repetición hay algo que se escapa pero que a la vez se goza “a”.

¿Sin embargo qué sucede cuando las cosas no marchan? Por ejemplo, cuando un real como al que estamos asistiendo percute en nuestras vidas. Por un lado, podríamos distinguir la ola del virus, con diseminación pandémica y amenaza vital, que no para de crecer, que corresponderá a los sanitarios detenerla, tratarla y buscar una vacuna eficaz, que se siembra demasiado lejana. Por otro lado, está la ola pulsional que ha supuesto esto en la vida y en la economía libidinal y psicológica de toda la población. No menos real que la otra, ha supuesto un jaque a toda nuestra economía subjetiva. Esta ola pone en compromiso muchos de los S1s donde nos apoyábamos y nos representábamos en nuestra división. Que hasta ahora servían para mantenernos a flote. Es para lo que vale un Significante, uno se identifica, se alinea y funciona en la vida. Que no es poco.

Miller decía en sus paradigmas[2] que el objeto “a” es el dinero suelto de la Cosa. El dinero suelto de lo Real, de lo no representado, de lo no simbolizado. En este caso se trata de un real que nos produce una división y tarde o temprano pone en entredicho nuestras balizas. Así un analizante me decía telefónicamente que hacia las ocho de la tarde cuando el vecindario sale a los balcones a aplaudir a los sanitarios, por lo menos le servía para saber que “no estamos solos”. Este significante que se desprende ante el real que produce la división subjetiva, es un significante que comandó su vida. Siempre quiso hacer las cosas solo. Sin ayuda. Sin embargo, esta soledad forzada ponía en jaque dicho S1.

Como sanitario me toca capear las dos vertientes de la ola, bien la del virus, atendiendo a los paciente con Covid, como la propia ola, la subjetiva. En mi caso ha sido de manera entrelazada como ha surgido una situación de compromiso. Ante la emergencia de la pandemia y la sectorización de los recursos se han establecido dos grupos marcados, zona sucia y zona teóricamente limpia. En la zona sucia uno debe usar el traje de protección individual. Los que tenemos no son integrales, en principio tampoco vamos a efectuar tratamientos invasivos, simplemente valoración del riesgo y decisión de ingreso en planta. Con todo y ante la inminencia de tener que entrar en la zona sucia en unos días, el inconsciente se puso en marcha. O por lo menos un real ponía en jaque mis S1s. Tanto, que era necesario un sueño para despertarme por lo menos por un rato. Esa misma noche producía un sueño: Había un problema, una urgencia donde tenía que actuar. Me desabrochaba la camisa y miraba a mi pecho. Allí estaba la “S” amarilla de un ¡Superhéroe!  Debajo de la camisa llevaba el traje de Superman, con la “S” incluida” Me despierto angustiado y sobresaltado. Una fijación de la infancia, un S1 asomaba, en tanto marca y además dibujado como una “S”. Un significante que había comandado mi vida en muchos aspectos, en la práctica deportiva como surfista, en la labor de socorrista en la playa o en el trabajo como médico. El real en juego hacía ponerlo en uso y demostraba que ya no valía. La “S” que había servido en otras ocasiones no era protección suficiente en este envite. El riesgo de una infección real me dividía y hacía desprender la “S”. Fijado desde la infancia, de la lectura de muchos tebeos de Superhéroes, mi inconsciente se había servido de esta marca, que se podría traducir como una muestra de invulnerabilidad o de super-poder. Hasta ahora quizá había servido para tratar la angustia, pero esta tesitura lo rebasaba. Ya el traje de Superman no servía ante el virus. Podríamos decir que el Coronavirus ha actuado como la “Kriptonita” debilitando la identificación heroica. De esta manera busqué los EPIs necesarios y las medidas de protección adecuadas. Esto no quiere decir que antes no los hubiera usado, sino que había algo, una marca, que me llevaba a un exceso de confianza, ya que tenía el traje de la “S” debajo.

Entonces, el Real ha revertido el matema del discurso del amo para transformarlo con dos cuartos de vuelta en el discurso del psicoanálisis. Donde “a” divide al Sujeto (S/) y produce S1s. Se trata de un giro interesante. Dentro de lo catastrófico que está siendo esto, podemos ver que pone en jaque la mayoría de los ideales donde nos hemos sustentado hasta ahora, tanto de manera individual como colectiva. La sociedad del bienestar, donde el discurso capitalista en su vertiente neoliberal ha comandado está en apuros. Lo que está en entredicho es la sociedad del bienestar del primer mundo, el bienestar del mundo en vías de desarrollo nunca se fraguó. Pero además está en compromiso el discurso imperante, está tambaleándose y girando.

No sabemos cuánto tiempo durará la ola, tampoco sabemos si habrá réplicas. Se estima que pueda haber una segunda ola allá por octubre e incluso que este virus pueda quedarse de manera estacional. Todo cambiaría con una vacuna eficaz, pero, sin embargo, esta ola ha hecho zozobrar nuestro lazo social, nuestro modo discursivo.

La otra vertiente de este cambio de discurso es la angustia que produce. Ahí está la posición del psicoanalista donde corresponde ceder esos S1s que se desprenden. Si no existe un lugar para depositarlos, aunque asomen, quizá no se desprendan del todo. Ahí es donde el psicoanalista puede ejercer la posición del “sanitario”, que recibe el desecho, el S1 que ya le sobra al analizante. Pero para todo esto debe haber psicoanalistas donde uno pueda dirigirse. Aunque no sea en cuerpo presente. Cuando la ola de lo Real amenaza con ahogarnos, Skype o el teléfono pueden servir. Por lo menos para constatar como decía mi analizante que “no estamos solos”.

*Médico General en Osakidetza (Servicio Vasco de Salud), participante de la Antena Clínica de Bilbao y psicoanalista.

Fotografía seleccionada por el editor del blog.

 

[1] “Los tiempos del virus” Marie-Hèlène-Brousse Lacan Quotidien n 876

[2] J.-Alain Miller “Les paradigmes de la jouisance” La Cause freudienne. Revue de pschanalyse.

3 respuestas a “CORONAVIRUS: «La ola pandémica como cambio de discurso»

  1. Llevado por tu texto y agarrado por tu sueño y asociaciones como ante una obra expresionista, leo con vértigo en mi propio pecho y en el de mis contemporáneos la S infecta del viruS en que acaban nuestros superpoderes salvadores. Expresión fuerte de lo que leyendo a Lacan me detuvo en su día: sólo en situaciones así podemos sentir en tiempo real y como experiencia común que todos somos mortales, despertando del sueño generalizado de que seguramente y de momento será al otro al que le toque morir.
    Oportunidad para cambios de discurso posibles, es cierto. Gracias por rescatar eso: sobreponerte a la angustia como para captarlo no es poco. Veremos de lo mejor y de lo peor en consecuencia, supongo. Convocados a surfear esta ola con la dignidad propia para cada uno. Por eso saludo también el texto de Manuel Fernández porque nos hace sentir muy de cerca a los viejoS y quizás así, el psicoanálisis ayude a vestir esa S con gusto, amor , respeto, y sin aceptar protocolos que se desentiendan de los cuidados necesarios, inventando todo lo posible: https://zadigespana.com/2020/03/29/coronavirus-coronavirus-ancianos-y-biopolitica/?fbclid=IwAR3dgyU6cVKmTv-lk9i_Hc86nmzkX1_DUfUKuDgnqDfCGVH7oH8jagCMuBo

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  2. Estimado PabloV, gracias por tu extenso comentario. Me ha encantado. En mi caso cuando hablo de cambio de discurso se trata en la medida en que el discurso del amo cede su lugar al discurso del psicoanálisis por efecto de esta ola tan real que supera toda subjetivación. Y es ahí donde puede uno dividirse y ceder algún significante que lo marcó. Para mi no se trata de vestir esa «S» de otra manera, sino de desprenderme de ella. Para siempre. Cederla. Dejarla caer. Aliviarme de su peso, que sirvió durante mucho tiempo…
    Un abrazo

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  3. Estimado Pablo, gracias por tu comentario. Me ha encantado. A mi también se me acabaron los superpoderes, si es que alguna vez estuvieron. Justo de eso se trata de que estos significantes amo (S1) que han condicionado la vida de uno, caigan. No de cualquier manera, ni en cualquier momento, pero que cedan su lugar, si es que ya no son más necesarios. Así a mi entender, no se trata de vestirlos o revestirlos. Ellos hicieron de vestimenta durante mucho tiempo. Se trata de cederlos. Un abrazo.

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