Oscar Strada*
En el debate de la televisión pública del 19 de julio entre Pedro Sánchez, Yolanda Díaz y Santiago Abascal, se dio una curiosa situación en el momento en que Abascal criticando la posibilidad de que un hombre biológico pudiera autopercibirse como mujer y obtener así algún posible beneficio, penal o deportivo, preguntó a Sánchez y Diaz, “que es ser una mujer?”.
Yolanda Díaz, devolvió la pregunta, diciéndole ”dígamelo usted”. Sánchez, calló. Abascal también y Díaz, tampoco aclaró la pregunta.
Total que la pregunta quedó sin respuesta, quedó en el enigma o en el terreno de lo no dicho, no respondido en lo indecible.
Más curiosamente aun, los comentaristas del post debate, no recogieron la pregunta y por supuesto nadie ensayó una respuesta.
Lo único que quedó claro es que la pregunta quedó abierta al Otro, en la reiteración del dígamelo Usted, el usted quedó diferido y perdido en el Otro mudo.
En efecto,¿ quién iba a poder explicar, que “La mujer no existe”, que no hay una esencia de la mujer y que solo podríamos hablar de la posición femenina o de la posición masculina?. ¿Quién iba a poder explicar las leyes de la sexuación?
La malevolencia de la pregunta del dirigente de Vox iba comandada por la no aceptación de la libre elección de la asignación de género garantizada por la ley recientemente sancionada por el gobierno que revela que “la anatomía no es el destino” y que más allá de la determinación biológica se encuentra la pulsión y sobre todo el deseo.
La pregunta del político y también el silencio, muestra la vigencia de la perplejidad de Freud, cuando se interroga desde el comienzo de su investigación, sobre “que quiere la mujer”? y se responde muchas veces durante toda su vida, especialmente en 1926 en el Análisis Profano y en 1932 , en su escrito sobre la Femineidad, sobre la existencia para él de un “continente negro”, metáfora de la época para designar lo desconocido, lo ignoto.
Habrá que esperar hasta Lacan para dar unarespuesta al enigma de la mujer y reconocer a partir de la asimetría radical de los sexos que incluye la diferente forma de goce, para ubicar lo femenino del lado de la categoría conceptual de lo No-Todo, como lo femenino.
A partir de aquí, eso será lo que designe a la mujer, en relación con esa falta y la búsqueda de esa respuesta en el otro.
La falta de respuesta y el vacío que eso generó en los políticos fue seguramente efecto de la sorpresa y de la inhibición por poner de manifiesto una particularidad femenina en la política y expresó, una vez más, que la apuesta de Zadig de articular la política con el psicoanálisis, no es un ejercicio teórico de la extensión del psicoanálisis, sino una posibilidad de cercar lo real por medio de lo simbólico en el campo político social.
*Psicoanalista. Miembro de la AMP (ELP).
Fotografía seleccionada por el editor del blog.

El autor aclara el silencio que invadió a los tres participantes ante la pregunta sobre qué es una mujer. En realidad, Abascal se metió en una trampa: preguntó como si él tuviera la respuesta y no sabía que es una pregunta que habita desde el origen a la humanidad como un enigma, velada casi siempre con semblantes y certezas; abierta ahora gracias, entre otros, al psicoanálisis. La repregunta de Yolanda y el silencio de todos no fue un mero ardid del debate: decir algo hubiera mostrado la dificultad grande para llegar a una definición. Sin darse cuenta trasladaron la pregunta a los oyentes. Es de agradecer.
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