Madrid entre la crueldad y el desprecio

Ricardo Rubio*

Tales son los significantes que han surgido en auxilio de poder decir algo sobre lo que me conmueve al escuchar las palabras de las dos Amas que se co-disputan el futuro de los madrileños.

De un lado, la crueldad que se adivina detrás de la mueca fría y distante de una de ellas… su placer de poner en duda la amenaza de muerte sobre algunos otros… esa siniestrud de avezada monja de orfanato rodeada de pequeños objetos salvajes…ellos, los no tan niños, merecen castigo… ¡fuera, volved a vuestras pocilgas!… ¡que les corten la cabeza!, parece gritar… sin despeinarse.

De otro lado, al lado, la otra, esa cuyo desprecio al padre nos da a leer en un instante de que se trató para esa niña: yo hago lo que me da la gana para que todos hagáis lo que yo quiero, porque “Madrid es España y España es Madrid”, porque “las colas del hambre las han creado la izquierda solo para molestarme”, porque “Pedro me persigue”, porque “Pablo me odia”, pero yo más, porque me gusta pasear al perro del ama y ahora, como ama, todos sois perros, porque Madrid me ama…España me ama…el mundo me ama…Rodríguez me lo dice…El me lo dice…soy un  Ama.

Detrás de la Una, el Nacional-Catolicismo mamado desde la cuna, detrás de la Otra, el Neoliberalismo Salvaje de la madre adoptiva, la que hace del robo y la estafa un modo de vida; otra que hace de “Yo hago lo que me da la gana” un modo de vida…hijas, madres, hombres de papel cuché y algún hermanito castrado, comido, un poco de la familia de los Dracos; eso sí, con todos los emblemas del macho; todos muy emblemáticos, ideales de lo que no hay.

Sí, se podría hablar de qué tipo de hombres sostienen a estas amas, de qué tipo de mujeres se sienten también amas de esta especie; es un debate, queda abierto.

Hay otros, afortunadamente hay otros, perplejos, quizás, pero no del todo perdidos. Han hecho grupo frente a la violencia, se han descabalgado de la lucha cuerpo a cuerpo… amablemente se han asustado, se han prevenido. Es que la democracia no es fácil, ni ideal, ni consistente; como el amor, hay que retomarla día a día; es un invento simbólico, no bebe, aunque se embeba de las bajas pasiones de lo humano, de la desaparición o del sometimiento del otro, fruto del odio a sí mismo…Eso que se autoriza en la guerra, no sirve para la democracia.

Hace un rato aprendí por boca de un colega, Jorge Jerez, si mal no recuerdo, las palabras que usan algunos sociólogos para hablar de eso: “verbicidio”, “necropolítica”, me quedé impactado, por la lucidez de estas palabras, por lo certero de su fonética…destrucción del simbólico, política de tierra quemada. Desde el discurso analítico no es que sea una gran sorpresa; como individuo que ama la democracia me pregunto… ¿Cómo hacer?

Decía que hay otros, otros que parece que han decidido advertirse sobre lo que en realidad está en juego; otros que han decidido un cierto borramiento del nombre propio para acceder a una causa común; encontrar la satisfacción compartida para la realización de una obra humana; esto resuena a Lacan, otros que parecen unidos en el lema: ”La democracia primero” , sin esperar contrapesos de otros, sin confiar en el nacional-catolicismo ni en el liberal-capitalismo para que den  batallas por ellos, sin escatimar acciones que orienten el acto. Así me gusta pensarlo; por ello el acto de escribir; no quiero que me pille durmiendo demasiado, este momento de la democracia, no quiero seguir hablando con mis amigos sobre que teníamos más libertad en este país en los años noventa del siglo pasado; repensar si es correcto lo que se puede decir; prefiero hacerme cargo de lo que digo y solo me preocupa no ser suficientemente poético, me conozco demasiado bocazas, intento que sea un “demasiado”, avisado.

Siempre he amado Madrid por su diversidad; viví allí un año de mi vida, con 22 años tuve que hacer la mili y la hice, fue mi elección. No encontré a nadie que hubiese nacido en Madrid, pero todos se sentían madrileños; habían consentido a una lengua común, sin renunciar a la lengua propia, la enriquecían con sus acentos, con sus olores, con sus sabores; para mí era una fiesta. Hoy hablaría de la philoxenía hecha ciudad, de la capacidad de acoger lo extranjero; extranjero yo, me sentí acogido; si no por los mandos de los cuarteles, sí por los ciudadanos de esa ciudad; quizás por eso me preocupa encontrarme con una ciudad de mandos y no de ciudadanos, o peor, una ciudad gobernada por amas crueles, por despreciadoras de lo distinto.

Es una carta para vosotros, amigos, gente de Madrid. Vosotros podéis votar, yo lo hago en mi ciudad. Votar es un acto, no votar también.

Uno no puede escabullirse de las consecuencias.

*Psicoanalista. Miembro de la AMP (ELP)

Fotografía seleccionada por el editor del blog. (Abraham, al ofrecer hospitalidad a los ángeles.)

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