Jean-Pierre Deffieux*
La clínica psiquiátrica clásica está hoy en vía de desaparición. Los “científicos” quieren reducir la
psiquiatría a un estudio neurológico del cerebro. Ella debe ser una medicina como las otras, una
medicina del órgano facilitada, se cree, por la puesta en informática de circuitos neuronales
utilizando los pretendidos progresos de las neurociencias.
El psicoanálisis mismo tiende ahora, en los medios psiquiátricos, a ser considerado como una vieja
noción demodé. Los jóvenes psiquiatras, exceptuando a aquellos que hacen o han hecho una cura,
no tienen la mínima idea de lo que diferencia al psicoanálisis de las psicoterapias de todo género
que florecen. La teoría del lenguaje es reemplazada por códigos informáticos y estadísticos. El
pensamiento está en un punto muerto, los recursos del lenguaje son ignorados.
La psiquiatría no cree más en la historia. Esta clínica sólida que resistió cerca de un siglo, y que
sólidamente tomó apoyo en la obra de Freud, ha comenzado a hundirse a partir de los años 50.
La química avanza sobre la clínica
El descubrimiento de las terapias químicas –los neurolépticos, la clorpromazina en 1952 y el primer
antidepresivo, la imipramina en 1956–, produjo una revolución.
Sorpresivamente, se encontraba el medio de tratar las enfermedades y de obtener resultados
¡tangibles y rápidos! Todas las miradas científicas fueron dirigidas a este nuevo logro, sin contar las
consecuencias mayores que no tardaron en aparecer, la de los laboratorios farmacéuticos que no han
cesado, a partir de allí, de hacer depender la clínica de la eficacia medicamentosa. La química
tomaba el lugar de la clínica. Es así que los científicos se ocuparon, a partir de los años 70, de poner
en primer plano el desarrollo de la biología molecular y de las neurociencias.
Su aplicación a las terapias cognitivistas ha sido largamente difundida como medio para modificar
las conductas, los comportamientos y “los esquemas de pensamiento erróneos”, con los
tratamientos cortos basados en el control, incluso en el forzamiento.
La rica nosografía psiquiátrica, que había tomado un siglo en construirse con los clásicos, y luego
con Freud y Lacan, se encontró reemplazada por lo que la Asociación americana de psiquiatría
llamó en 1980, el Diagnostic and statisticien Manual or Mental Disorders (DSM). Este manual es
ciertamente “un esfuerzo considerable de clasificación”, pero no una nosografía clínica.
En punto muerto
La investigación neurocientífica continuó inexorablemente su ruta sin verdaderos resultados, pero
siempre y más que nunca, en adecuación con la investigación medicamentosa, que no aportó
ninguna verdad nueva desde los años 1950. Para hacerse una idea es suficiente leer los artículos
preparatorios del Congreso mundial de psiquiatría, previsto para este fin de noviembre en Paris, en
e-congrès. Yo elegí presentarles dos artículos, uno del Dr Christian Trichard, responsable de una
unidad de investigación en psiquiatría en la región parisina, el otro de Xavier Briffault, investigador
en ciencias sociales y epistemología de la salud mental en CNRS.
“La ciencia avanza, la clínica retrocede”
El primer artículo, “La ciencia avanza, la clínica retrocede”, anuncia de entrada que la investigación
se dirige primeramente a la manera de prescribir los medicamentos. La psiquiatría podría pronto
beneficiarse con exámenes paraclínicos, permitiendo orientar un tratamiento. Estudios sobre los
biomarcadores permitirían determinar qué medicamento tiene más chance de ser eficaz.
Porqué no. Por el contrario, mucho más peligrosa es la pendiente actual para deconstruir la
nosografía clínica. Como escribe el autor: “la mayor parte de las aproximaciones actuales, no se
inscriben de hecho en una perspectiva categorial, sino buscando preferentemente definir nuevas
dimensiones transdiagnósticas basadas sobre las aptitudes de las neurociencias”; el interés está
dirigido al “ funcionamiento del cerebro, tal como puede ser establecido por los aportes actuales de
las imágenes, las neurociencias cognitivas y comportamentales de la genética”.
Se considera entonces ahora que “ninguno de los síntomas, incluso los más típicos de las enfermedades
mentales, pueden ser específicos en una enfermedad particular”, ni tampoco como perteneciendo al
campo de la psiquiatría. Es la muerte del síntoma y del diagnóstico.
Algunos científicos pretenden que es la “capacidad para separarnos de la clínica lo que podría ser el
principal motor de la evolución mayor de nuestros conocimientos”, afirmándose exclusivamente en
las imágenes y la bioquímica.
“Cuando la investigación quiere dar vuelta la página del DSM”
El segundo artículo está titulado “Reserch Domain Criteria (RDoC). Cuando la investigación quiere
dar vuelta la página del DSM”. El tiempo del DSM está detrás nuestro, en todo caso al nivel de la
“investigación” científica. El DSM y la Clasificación internacional de enfermedades (CIM), que
eran y son aún las referencias de la psiquiatría francesa a partir de los últimos cincuenta años, están
en vías de un profundo cuestionamiento. Podríamos alegrarnos de eso dado que la articulación del
DSM y sus métodos cognitivo-comportamentales es estrecha y que las consecuencias políticas de
sus métodos en la psiquiatría y en las instituciones en particular, han sido y son siempre muy
perjudiciales tanto más en tanto ellas apuntan a excluir al psicoanálisis del campo de la salud
mental.
Pero no nos regocijemos demasiado rápido: las nuevas investigaciones son peores. El RDoC ha sido
lanzado por el Instituto de la Salud Mental Americano (NIMH). No hay ninguna pregunta de clínica
psiquiátrica, sino de la fisiología y de la fisiopatología del cerebro. El CNRS se interesa en eso
atentamente. “El tiempo ha conducido a la psiquiatría a abandonar sus categorías clínicas
consensuadas (DSM), que se revelan sin validación natural para adoptar una marcha transnacional”.
La medicina transnacional que ha comenzado en los años 60, apunta a producir un puente entre los
descubrimientos teóricos y la producción efectiva de medicamentos.
Esos descubrimientos científicos no se dirigen más a las lesiones cerebrales, sino a los trastornos en
las implementaciones de las funciones por los circuitos neuronales. La implementación es la puesta
en función, en una computadora, de un sistema de información o de un programa. Se busca en el
cerebro el déficit programado, con la intención de deconstruir las entidades masivas de nosografías
categoriales.
Lacan 1950
Después de estos dos artículos preparatorios del Congreso de psiquiatría de 2020, me encontré
yendo a releer la intervención del doctor Lacan en el primer Congreso mundial de psiquiatría [1] en 1950. Ese salto de setenta años, en circunstancias análogas, me ha encantado.
Lacan intervino en la 6ta Sección del congreso, titulada “Psicoterapia, psicoanálisis”, después de
Franz Alexander, Anna Freud, Melanie Klein y Raymond de Saussure. Este primer congreso de
psiquiatría tuvo gran repercusión: participaron más de 2000 médicos, representando a cerca de 50
naciones. La intransigencia teórica y ética de Lacan respecto de los colegas que intervinieron antes
que él: R. de Saussure, Thomas de Quincey, Maurice Piaget y F. Alexander, es admirable.
Es, por otra parte, más al psicoanálisis de su tiempo que a la psiquiatría, que él se ocupa de criticar
en su exposición, salvo al final. Pone por delante sus tesis, de las que nos damos cuenta, una vez más, que
corresponden a lo que dirá, tres o cuatro años más tarde en su Seminario: la primacía del
significante sobre lo imaginario, la alienación del sujeto al lenguaje y el poder de la ilusión del ego,
lo que estaba en total oposición con sus colegas del congreso. Ya en 1950 Lacan pone en primer
plano el lenguaje y las significaciones contenidas en el lenguaje, y lo imaginario en dependencia de
él.
Evoca a Claude Lévi-Strauss, Jackobson y Ferdinand de Saussure para orientarse sobre la
lingüística, sobre la noción de fonema, a fin de demostrar que el lenguaje es una estructura y que el
niño usa, desde el comienzo de su aprendizaje, cualquiera sea la sociedad en la que vive, de las
formas sintácticas del lenguaje, de las reglas gramaticales del lenguaje, tesis aquí opuesta a lo
preverbal.
De la verdad
Lacan, en esta conferencia, preconiza la dimensión de la verdad; nada de psicoanálisis sin búsqueda
de verdad, a condición de no confundir realidad y verdad y hacer de la verdad la emergencia de un
movimiento de discurso. La verdad surgida de la palabra tomada en la estructura del lenguaje.
Cito una frase que se destaca de ese texto sobre la verdad: “La verdad que realizará su salvación no
está en poder de ustedes proporcionársela, ya que ella no está en ninguna parte, ni en su
profundidad, ni en alforja alguna, ni delante de él, ni delante de ustedes. Ella es cuando él la realiza,
y si ustedes están allí para responderle cuando llega, no pueden forzarla tomando la palabra en su
lugar.” Notemos que “cuando él la realiza” prefigura el inconciente de 1964, el inconciente no
nacido.
Lacan responde allí con gran fuerza a los defensores de l’ego psychology. El ego es definido por
Lacan como “un poder de ilusión, incluso de mentira”. Le envía un dardo a F. Alexander sobre su
teoría dominante del yo: “desconoce el espíritu mismo de la terapia freudiana”.
La amenaza mecanicista
Al fin de su exposición, Lacan agradece a Ana Freud, formando parte del sentimiento de amenaza
que pesa sobre el psicoanálisis. El espíritu de Freud está amenazado, “algunos en América mismo,
lo consideran como nosotros, amenazado”. Da un elemento de esta amenaza en el parágrafo
presente y es muy destacable de leer eso hoy. Critica la noción de feedback, muy en boga en EE
UU, que surgía de las teorías de la comunicación. El feedback es la teoría entera del control y la
comunicación, tanto en el animal como en la máquina. Se ve bien cuánto Lacan abre ramificaciones
al saber de su tiempo, porque es en 1948, dos años antes de este congreso, que Norbert Wiener
definió la cibernética (nacida de la informática), como una ciencia que estudia exclusivamente las
comunicaciones y sus regulaciones en los sistemas naturales y artificiales. Cito el propósito
sorprendente de Lacan en 1950: “los animales mecánicos que están en tren de montar en todos lados
sobre el resorte del feedback […] no dejarán de manifestar en poco tiempo, una nueva inclinación
de hacer el amor”.
Todo está dicho allí por Lacan, de este asesinato del deseo con que la ciencia nos oprime y en la que
ella nos hunde. La psiquiatría está en los primeros puestos de esta calamidad contra la cual “los
animales mecánicos” deberían más que nunca resistir.
*Psiquiatra y psicoanalista. Miembro de la AMP (ECF)
Fotografía seleccionada por el editor del blog. (Congreso Internacional de Psiquiatría, París,1950)
Traducción: Estela Schussler.
Fuente: http://www.eol.org.ar/biblioteca/lacancotidiano/LC-cero-898.pdf
1: Lacan J., “Intervención en el I Congreso mundial de psiquiatría”, Otros escritos, Paidós, Buenos Aires, 2012, p. 141-
144.