CORONAVIRUS: «El cuerpo, extranjero»

El cuerpo, extranjero

 

 

Fabián Naparstek[1]*

 

En 1944 Sartre escribía su famosa obra de teatro “A puerta cerrada”[2], donde se mostraba que “el infierno son los otros”. Aún no había terminado la segunda guerra mundial, tampoco se había liberado París y Sartre ponía sobre la mesa el problema del encierro y de los otros. La obra mostraba una sola escena contrariando toda posibilidad de pensar un lugar diferente. De hecho J. Lacan discutía con Sartre[3] – planteando exactamente lo contrario -, ya que para él no hay salida para el sujeto sino es con el Otro. En efecto, el gran desafío – luego de la Gran Guerra – era el de una sociedad nueva donde las diferencias puedan coexistir inventando con cada una de ellas su propio mundo. De hecho, en medio de una época donde primaba la ilusión de las máximas libertades, J. Lacan también anunciaba el retorno de la xenofobia y del racismo. A mayor “universalización de la ciencia”[4] – lo que luego se llamó globalización – mayor iba a ser el rechazo hacia los grupos diferentes. Ese mundo de las diferencias en el que muchos creíamos y defendíamos hasta hace poco – y seguiremos defendiendo por cierto -, se convierte cada vez mas en una sola escena. Ese mundo virtual que parecía abrirnos las mil y unas posibilidades de encontrarse con cualquiera – Tinder, Instagram, etc. de por medio – se empieza a clausurar. Todos “a puerta cerrada”. No importa si se trata de paraísos democráticos o avernos autoritarios. Encerrados con nuestros mas íntimos para escapar de ese extraño en el que se trasmutó el otro. Sin embargo, en ese encierro íntimo también se puede meter el virus. Esos íntimos, con los cuales habitual y paradójicamente compartimos menos que con los extraños, también se transforman en ajenos. Gran parte de las redes hoy se ocupan de pensar y reírse sobre como pasar el tiempo sin que nuestros mas íntimos se transformen en el infierno. El virus de lo desconocido penetra por todos lados.

Hasta uno mismo podría estar incubando lo desconocido sin saberlo. Uno mismo empieza a desconfiar de lo que acontece con uno. Uno mismo tiene que estar atento sobre lo que le sucede y en definitiva es uno quien se transforma en extranjero para si mismo. Finalmente, se intenta aislar el cuerpo. Es el encuentro entre los cuerpos lo que se pone en cuestión. Parafraseando ese dicho político para enfatizar de lo que se trata: es el cuerpo, ¡¡¡estúpido!!!!

Es el cuerpo el que se ha vuelto ¡¡¡extranjero!!!

La ciencia ha hecho creer que podíamos dominar cada vez mas nuestro cuerpo, vivir mas tiempo y con cuerpos jóvenes. El virus no diferencia clases sociales, razas, identidades de género, etc. y ataca – en su forma mas letal – especialmente a aquellos que tienen la marca de lo real del tiempo en el cuerpo.

Pero como también lo señalaba Lacan y lo subraya J.-A. Miller: el cuerpo es ese otro extraño para uno mismo. “El LOM quetieneun kuerpo y notiene más Keuno”[5]. En efecto, se verá como este acontecimiento de cuerpo en lo social – donde la pandemia nos recuerda hasta en cada instante que tenemos uno – que consecuencias traerá. Se verá, no sin el Otro, si podremos desembrollarnos ante esta irrupción del cuerpo real. Si podremos encontrar una salida, mas allá de una vacuna, que no nos lleve a nuevos modos de segregación (“El virus chino”, Trump dixit). Una vía que no implique la segreación hacia los otros y hacia lo mas real y éxtimo que tiene el parlêtre; el cuerpo.

*Psicoanalista de la AMP (EOL)

 

Fotografía seleccionada por el editor del blog.

Publicado en la red Zadig Argentina: https://redzadigargentina.wordpress.com/

 

[1] – Este texto ha sido escrito en cuarentena.

[2] – Sartre, J. P. : « Huis clos », En Huis Clos, suivi de Les Mouches, Ed. Gallimard.

[3] – Lacan, J.: “El Tiempo Lógico y el Aserto de Certidumbre Anticipada. Un Nuevo Sofisma”, En Escritos 1, Ed. Siglo XXI. Buenos Aires.

[4] – Lacan, J.: “Proposición del 9 de octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la Escuela”. En Otros Escritos, Ed. Paidos, Buenos Aires-Brcelona-México, 2012, pag 276.

[5] – Lacan, J.: «Joyce el síntoma». En Otros Escritos, Ed. Paidos, Buenos Aires-Brcelona-México, 2012, pag. 591.

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