LOS NOMBRES DE LAS COSAS. EL SÍNTOMA CATALUNYA Y EL DERECHO SOBRE EL ESTADO
Francesc Vilá*
En la época de lexisnet[1].
Los nombres de las cosas dicen más o menos de ellas. Explorar los usos de esos nombres despierta sorpresas. Interesa el sentido que toman dichas sorpresas entre el olvido y la memoria. Y, sobre todo, cernir el lektón o incorporal que las desencadena[2].
Lacan –en Radiofonía- dice del acontecimiento traumático por el que la letra inmixiona en el cuerpo. Causa cosas o estados de cosas.[3]
El movimiento alrededor de la arqueología de los nombres fue emprendido por Michel Foucault para subvertir el discurso del amo. Evidenció del saber, del sexo y del poder. Foucault apuntaba, en su más allá de la estructura que da significado a las relaciones, a la mancha ciega como el elemento exterior que da consistencia a la estructura, al entramado.
Ahí el lacanismo se separa. La cosa freudiana, más allá de la mancha ciega, hace clínica de la experiencia de goce de la palabra ya sea como toma de cuerpo o ruptura de la cadena significante. Esta experiencia de verdad subvierte el sistema foucaulinano basado en las identificaciones y sus mundos imaginarios recreados. Lo simbólico se incorpora en el cuerpo, toma cuerpo, y constituye discurso nuevo.
Los veremos con la experiencia que ofrece José María Aznar.
La Transición.
Es una palabra con peso gravitacional. Alrededor de ella gira el tardofranquismo y el camino tortuoso hacia la democracia en el Estado Español.
Se hizo con la colaboración de muchos. Incluso sumó militares y civiles insignes del tardofranquismo.
La Constitución es la pieza clave de ese proceso. La Carta Magna es elaborada por juristas y políticos y, también, con las pistolas de los militares. Una metáfora afortunada dice de esas pistolas con una imagen impactante. Las pistolas estaban desparramadas sobre la mesa del despacho contiguo al de los Padres de la Constitución. La Constitución balbuceó en un debate tutelado.
Y los militares, en España, inspiran escenarios de sangre y sexo que cospedalean[4] aún en la actualidad.
A ello conviene sumar a algunos políticos de la orbita del Partido Popular que, ya entonces no la hicieron suya. Y otros, integrantes del llamado bloque constitucionalista actual, la quieren contra reformar con el objeto de reajustar al bloque central de la Constitución los estatutos de autonomía.
Volvamos a un olvido no menor. La mañana siguiente al golpe de Estado de Tejero, acontecido el 24 de febrero de 1981, el rey y los partidos estatales se reúnen.
El rey nombrado por el Dictador los recibe en La Zarzuela, su residencia. Lo trascendente de esa reunión fue el acuerdo sobre la uniformidad de la unidad de España. El capítulo de la Constitución sobre nacionalidades y territorios se cerró en falso. Y los partidos nacionalistas de la época fueron excluidos de esos acuerdos.
Si bien eso no impidió a esos partidos periféricos participar en la construcción de una España moderna. Tanto en el camino hacia la Unión Europea como en su papel de colaboradores necesarios al bipartidismo cuando no había mayorías en el Congreso de los Diputados.
Aznar en el poder.
La llegada de José María Aznar al poder fue vivida por Jordi Pujol como la gran oportunidad para consolidar la democracia en España.
Hecho el trabajo de modernización de la etapa socialista, con la llegada de Aznar al poder, Pujol soñó un pacto con la derecha española para encontrar un encaje más estable de Catalunya en el estado. Incluso olió los éteres de un posible encaje de la España no extractiva en Catalunya.
El nacionalismo catalán colaboró tanto en la adhesión a la Unión Europea –firmada por Felipe González en 1985-, como en su materializase bajo la presidencia de Aznar. Algunos consellers del gobierno catalán trabajaron decididamente para cumplir con los criterios de convergencia fijados en Maastricht.
Los servicios prestados fueron pagados con el Pacto del Majestic. Un pacto que supuso la ampliación de competencias administrativas del gobierno autónomo pero no más. Un pacto que marca el inicio de la decadencia del pujolismo por la imposibilidad de reintroducir la razón política entre el Estado y la nacionalidad histórica catalana[5].
El segundo Aznar. Del Estado de Derecho al Derecho sobre el Estado.
La mayoría absoluta del segundo mandato Aznar pone al descubierto the big sleep.
Este sueño se abre paso a través de una ensoñación tumultuoso. El Aznar traumatizado por el atentado de ETA sufrido en 1985 despierta. Pasada la conmoción del atentado farfulla unas pocas palabras. Su autobiografía las recoge: ¿cómo está mi familia?, ¿ha sufrido algún daño?… Extraordinaria esta topología que empalma cuerpos en la cosa !![6].
La figura del Gran Dictador de Chaplin lo hace demasiado humano. Su bigotito conecta con algo más cercano, los claroscuros de la tradición española.
El amonal de la derecha española es la personalidad traumatizada de Aznar. Con él empezó todo, de nuevo. El Leviatán del estado absoluto y omnipotente toma aliento. Y el Libro de Job se lee en las aulas catalanas. Una cita de Hobbes viene al caso: los pactos no descansan en las espadas, no son más que palabras.
Ese acontecimiento de cuerpo azanariano, previo al hacer mariano[7] de Rajoy, reconecta a la derecha con las cosas de familia y con la tradición del pensamiento autoritario de la primera parte del siglo XX. Así como la biopolítica se ocupa del más allá de los dispositivos disciplinarios en nombre de la técnica sanitaria, la lexispolítica o lexisnet inaugura un más allá de la democracia representativa.
El lío entre legalidades y legitimidades emboza las cabezas de los políticos de lexisnet.
La España Una y Phi –plataforma financiera hispanoamericana, versión renovada del sueño imperial- se construye con jóvenes abogados del Estado. Aznar, a la llegada al poder en 1986, se rodea de ellos y monta el think tank que da munición, la FAES[8]. Una cita que ilustra este resurgir de la derecha autoritaria de siempre es la información sobre los destinos de los servidores de la patria y de las cosas de familia. Sigan la pista a la temida generación de abogados del estado auto nominada La Gloriosa. Enric Juliana, periodista de La Vanguardia, crea la afortunada expresión Brigada Aranzadi para referirse al instrumento jurídico que constituyen estos jugones del Derecho del Estado. Y relata como acometen, paso a paso, la Contrareforma.
La empresa consiste en reformar la Constitución y generar una gran familia con entramados alrededor del partido alfa, el partido que tiene una misión oscura, generar el reverso del estado de derecho en el derecho sobre el estado de altos funcionarios, magistrados, empresarios, propietarios y financieros. El primer damnificado es el es la división de poderes. Luego viene la corrosión económica y social. Su imagen popular son las ensoñaciones populares sobre el Palco del Bernabéu.
Volvamos a los sueños de antaño, compartidos por la derecha y la izquierda nacional española. La década de los noventa pone en la palestra la degradación del sistema judicial español.
La tensión entre Montesquieu y Hobbes anima el conflicto. Se habla y se habla. Un blablablá acomodado entre el estado de derecho y los autoritarismos o nuevos populismos que invocan la virtud inédita de la identidad. La identidad sacra que habita en el corazón de los desamparados.
El partido alfa es una gran familia de servidores de la España Una y Phi. Y se ensancha, se promueve, con la agitación populista del viejo mensaje de Primo de Rivera anhelante de la España grande y vertebrada. Aznar enarbola el Uno hegemónico del populismo como una buena ley del corazón, cobijo para la gente desamparada por los avatares de los tiempos neoliberales. ¿Quizá este sea el secreto de la falta de éxito de los partidos de extrema derecha en España?
Y el partido socialista es la muleta necesaria para ese fabuloso entramado de la cosa nostra estatal. El partido socialista está atrapado ante una identificación de los españoles que no genera dudas.
Mientras la sociedad contemporánea española sufre las consecuencias desreguladoras del capitalismo neoliberal y financiero algunos sueñan sanar su desamparo con la identificación a la España Una y la segregación de una parte, la cosa catalana.
Mariano Rajoy ejecuta la versión política de la Contrareforma aznarista. Reduce el juego político a la imposición del discurso único: legalidad dentro del marco constitucional. Y envuelve con una sagrada sábana la gobernanza corrupta del estado.
La movida del 15-M y de Podemos contra la casta—caspa que representan el partido alfa y el palco del Bernabéu no ha generado, aún, el reverso del asunto.
El deseo de democracia.
La aspiración de Pascual Maragall de convertir la nación catalana reconstruida por Pujol en un sujeto de derecho soberano impulsa el Estatut del 2006. Maragall considera realizado el sueño pujolista y anhela una Catalunya democrática moderna, post nacional, que apunte a una relación bilateral con el estado español.
Habla del federalismo de intensidad variable. Y todos ríen su maragallada. Lastima que la Oda a Espanya del abuelo, de Joan Maragall, no se enseñe en las escuelas. El fracaso del Estatut de Catalunya del 2006 no despertaba dudas. El bambi Zapatero no pareció advertido. Y la frustración advino, los catalanes se miraron en el espejo y no les gustó lo que vieron.
El deseo de democracia de una parte notable de los catalanes están bien apuntado en el texto de Toni Vicens en el Lacan Quotidien 747.
https://www.lacanquotidien.fr/blog/wp-content/uploads/2017/10/LQ-747.pdf
¿El derecho sobre el estado empuja al estado de excepción?
¿Cuándo llegará la República? Quizá, más allá de Catalunya, conviene a todos los ciudadanos del estado.
¿O seguiremos hablando de la degeneración de los estados nación y su club privado europeo asociado a escuelas de negocios? Su supeditación a los mercados únicos no solo segrega o margina. El vértigo de la pendiente de lexisnet los empuja del autoritarismo al estado de excepción.
Y en este artículo nada se ha dicho de la Operación Catalunya –lean en un periódico madrileño, el digital Público, sobre alcantarillas de estado, fiscales y ministros con recorrido franquista-. Tampoco figura la monarquía. Hoy día Catalunya es laboratorio de discursos nuevos en la construcción de la democracia en común.
Hay ciudadanos que empujan, con su deseo de democracia, a unos partidos que, sorprendidos, van algunos pasos por detrás del movimiento de un tiempo nuevo de la política.
*Psicoanalista, miembro de la AMP (ELP).
Notas
[1] Instrumento de las nuevas tecnologías usado por el sistema judicial español para transmitir en el laberinto legal. Actúa de manera parecida a la biopolítica que cura y controla los cuerpos en lugar de penarlos. El lexisnet o lexispolítica genera información en la pendiente de un neo corpus legal que vigila al Estado de Derecho y tiende a imponer el derecho del estado. Bye bye democracia representativa ¡!.
[2] Eric Laurent. Página 36 de El reverso de la biopolítica. Ese elemento inmaterial que es causa ausente.
[3] Eric Laurent. Página 37 de El reverso de la biopolítica.
[4] María Dolores de Cospedal es la actual ministra de defensa de España. Y representante del frente nacional en el partido del gobierno.
[5] La famosa política pujolista de peix al cova –negociar asuntos e ir haciendo- encuentra en este pacto su final de trayecto.
[6] Conviene una sutileza, memorar la practica de bodybuilding de Aznar.
[7] Se dice hacer mariano de la acción inspirada en la humildad de la Virgen María.
[8] Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales.
Y los lapsus sobre las fechas de Aznar ¿qué son?¿No hablar de lo de antes? ¿o el drama de cuando empezamos a contar la historia?
Muy interesante de todas formas.
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