Desde Zadig-España iremos haciendo conocer todo el material que vaya saliendo para la preparación del próximo Foro Europeo. A su vez, queremos recalcar el interés que tiene la participación en el mismo dados los acontecimientos que están sucediendo en nuestro país.
CITA EN TURÍN
Enric Berenguer*
Presidente de la ELP
Turín tiene un significado especial para el psicoanálisis de orientación lacaniana. No en vano fue allí donde, en una intervención en el “Congreso científico de la Scuola lacaniana di Psicoanalisi (en formación)”, el 21 de mayo 2000, planteó Jacques-Alain Miller su “Teoría de Turín acerca del sujeto de la Escuela”, que constituye para nosotros una referencia fundamental. Y no en vano fue Turín el lugar indicado por el propio Miller para celebrar, en julio de este año, el “Seminario de Política lacaniana”.
Ahora se trata de un Fórum en el que se plantea un debate sobre un tema de una aguda actualidad política, en la que los psicoanalistas tienen, sin duda, mucho que decir.
A nadie se le escapa que Europa se encuentra en una encrucijada. Mientras vuelven a escucharse voces que hablan de reactualizar el viejo proyecto de unos Estados Unidos de Europa (ya Victor Hugo evocó esa posibilidad en su discurso ante el Congreso de la Paz de 1849, en París)[1], por otra parte renacen tensiones y adquieren mayor protagonismo particularidades capaces de poner en cuestión la posibilidad misma de un proyecto común.
Es cierto que la Europa de las últimas décadas ha sido una realidad distante, vivida a menudo más como una burocracia opresora que como un espacio de participación democrática. Por otro lado, cuando la noción misma de democracia está en revisión, cuando la idea de representación compite en desventaja con formas más directas de participación inmediata e incesante, que no se sabe cómo pueden caber en el marco de la política como la conocíamos hasta ahora… ¿qué lugar cabe para una comunidad transnacional, translingüística, transreligiosa?
En estos días, en que desde Cataluña y en especial desde Barcelona llegan a toda Europa mensajes que causan preocupación en más de un centro de decisión, los miembros de la ELP debemos sentirnos particularmente convocados a esa cita en Torino, una bella ciudad en la que se escribió, por otra parte, un capítulo singular de la historia europea. Envuelta, como tantas otras ciudades europeas (y españolas) en la terrible Guerra de Sucesión española –conflicto decisivo para la conformación de la Europa moderna– a la ciudad saboyarda le correspondió un destino muy distinto del de Barcelona. Mientras Turín, tras su tardío compromiso con la Gran Alianza antiborbónica, resistió el sitio de las tropas franco-españolas y forzó su retirada (1706), Barcelona sucumbió como uno de los últimos bastiones de oposición (1714), incluso después de la firma del Tratado de Utrecht, que entre otras cosas dejó el Peñón de Gibraltar como enclave inglés.
Turín es un buen lugar para llevar a cabo una reflexión actual sobre el sentido de una Europa democrática y del compromiso necesario entre el pasado, el presente y alguna representación de un futuro compartido. A pesar de que la ciudad sigue festejando la derrota de las tropas francesas, inscrita en los nombres de calles dedicadas a sus héroes, la huella de la cultura francesa es visible para cualquiera en multitud de detalles de esa ciudad italiana que nos sorprende y siempre nos encanta –de hecho la lengua oficial de la corte fue el francés hasta mediados del siglo XIX
Quizás los psicoanalistas, a partir de la experiencia del conjunto de excepciones que es la Escuela, tenga algo que decir sobre el tratamiento de las diferencias y sobre una idea de democracia que no derive hacia la fragmentación propia de la época del Uno solo.
*Psicoanalista, miembro de la AMP (ELP).
[1] En su discurso se dirigía a “mentes convencidas y graves, que no quieren tan solo el bien de un pueblo, sino que quieren el bien de todos los pueblos.”