Hablen

Marta Maside*

Entre toda esta algarabía absurda que ha devenido el discurso contemporáneo, en el que estamos condenados a errar, de vez en cuando, todavía se escucha alguna voz atinada. Es un verdadero alivio.

Si no fuese por la esperanza de que alguien en algún lugar siempre puede estar escuchando, hablar ya no valdría la pena. Al menos, eso me ha sugerido siempre el título de un texto de Lacan, Hablo a las paredes.1

Lo que enseña la experiencia de un análisis es que el ser no es más que un espejismo, del que somos rehenes mientras ignoramos el goce que nos procura. Una vez ese espejismo se desvanece, podemos elegir hacer lo que nos gusta, actuar conforme a una ética, sin tener que servir a un ideal inalcanzable. En consecuencia, mejor perder toda esperanza de dominar a las masas.

En el discurso del psicoanálisis se trata de otra cosa. El lazo posible que se teje con el otro es siempre uno por uno, sin otra herramienta que la palabra.
Y no se trata de ningún idealismo, puesto que los que elegimos el discurso del psicoanálisis no flotamos en el éter, habitamos un tiempo y un espacio concretos, que se ubican en el discurso contemporáneo, del que fuimos producto, como cualquier otro ciudadano.

En algún lugar del ser hay que estar entonces, de vez en cuando; y de hacerlo, quizá mejor demócrata ―como pretende este blog― que en el bando de los buenos o en el bando de los malos, pues ambas identificaciones comportan sus desastres, sus autoritarismos uniformizantes, judiciales, legislativos o discursivos. Su pedazo de real.

Por eso me ha gustado la reflexión de Xavier Vidal-Folch.2 Porque me parece que apunta a la política, en vez de al espectáculo: señor presidente, señor Feijóo, hablen.

*Psicoanalista. Miembro de la AMP (ELP).

Fotografía seleccionada por el editor del blog.

1 Lacan, J. Ed. Paidos, Bs As 2012

2 Cadena SER “Hora 25”. Disponible en: https://podcasts.google.com/feed/aHR0cHM6Ly93d3cuc3ByZWFrZXIuY29tL3Nob3cvNjE1NzQyMi9lcGlzb2Rlcy9mZW Vk/episode/cGxheXNlci0tMTcxNDQ5NzAwMjQ0Mw?ep=14

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