Barbilandia

Kepa Torrealdai*

Mientras la mayoría de los intelectuales se devanaban los sesos con cuestiones complejas como la fisión nuclear de Oppenheimer, me vi conducido a una sala de cine para ver algo más corto y liviano. Con todo, me guardaba un posible as en la manga de que tras la apariencia simplona de Barbie me llevara una cierta sorpresa.
El público era variado, aunque había niñas, algunas menores de 10 años acompañadas de sus padres que quizá esperaban un producto más infantil. La sala repleta y las palomitas preparadas por doquier para el visionado de esta especie de musical. Y no es que sea de musicales, pero la verdad es que Ryan Gosling canta pero que muy bien. Ya había dado muestra de ello en La La Land.
Sin tratar de hacer un spoiler de la película, es interesante que se hable de temas que nos han tenido trabajando durante más de un año como puede ser el patriarcado. También se tocan los ideales, los estereotipos, la masculinidad y la posición de la mujer en el mercado capitalista. Que no es poco para una producción Hollywoodiense. El mundo de plástico de Barbilandia está tan repleto de gags y clichés que uno puede reírse un rato de sus propias identificaciones con su ideal. Existe a la vez un mundo real al que se puede acceder desde Barbilandia. Es necesario hacer un trayecto para llegar a este mundo real. Sería posible hacer una lectura psicoanalítica de cómo puede ser este tránsito, del mundo rosa de Barbilandia al mundo real y retorno. Quizá, en cierta medida, todos vivamos en Barbilandia, en un mundo en el que nuestra fantasía vela lo real de la muerte y las dificultades de la vida. Sucede que a veces esta pantalla puede tambalearse y que asome cierto trozo de real que cause algún síntoma. Algo que haga insoportable o por lo menos más incómoda la vida de uno. Podría ser un buen momento para comenzar un análisis. Puede ser una manera de poder sacar la cabeza de Barbilandia. Aunque también tiene sus pegas, porque en ese trayecto uno puede encontrarse con aquello que buscó durante su infancia bajo las faldas de la famosa muñeca.

*Psicoanalista. Socio de la sede de Bilbao de la Comunidad del País Vasco de la ELP.

Fotografía seleccionada por el editor del blog.

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