Clínica del autismo en tiempo de confinamiento. Enderezando el rumbo para evitar la deriva
Marta Prat de la Riba Aymamí *
La pandemia del Covid-19 y el consiguiente estado de alarma ha trastocado, de forma inesperada e ineludible, nuestra práctica clínica con los sujetos con autismo y sus familias.
La grave crisis sanitaria, económica y social nos ha sumergido en una distopía donde los analistas, afectados por ese mismo real, hemos perdido la rosa de los vientos que nos orientaba. La distancia entre los cuerpos se nos impone. Lo virtual deviene casi la única modalidad de encuentro y lo presencial acontece como un posible a la espera.
Los analistas, como buenos funambulistas, debemos construir un savoire faire con estas nuevas reglas del juego. La excepcionalidad de este nuevo paradigma nos obliga a repensar y reinventar nuevas modalidades de abordar la clínica.
La posición Ética del analista implica buscar, en cada momento, una posibilidad de acompañar, a cada sujeto para arreglárselas con su real. Es por tanto, nuestra responsabilidad responder a las demandas, angustias y malestares de nuestros pacientes autistas y sus familias, en un momento tan incierto y aterrador como el que estamos viviendo.
Como anunciaba Lacan ”Mejor que renuncie quien no pueda unir en su horizonte la subjetividad de su época”. (Escritos I, pág. 308)
Nuevos inventos, Nuevos circuitos.
En este nuevo escenario, la enseñanza con la que nos obsequian los sujetos con autismo puede orientarnos para adaptar nuestra práctica clínica al momento actual.
Han tambaleado sus rutinas pero ellos se las siguen ingeniando, con una lucidez y un esfuerzo inagotable, para idear nuevos hallazgos. Encuentros que les permiten preservarse del otro y de sus exigencias y trazar nuevos caminos por los que transitar y establecer un lazo social
En nuestra práctica con sujetos con autismo hay que respetar su tiempo lógico, pero a la vez suscitar, su consentimiento a ser partenaires en este impasse. Un ejercicio que, de acuerdo con Virginio Baio, se debe entender como un acompañamiento donde el analista se presta como un otro flexible, no intrusivo, que acata sus normas rígidas pero facilita un «dulce forzamiento» que propicia el surgimiento de una invención. Una invención que emergerá a partir del hallazgo, inédito y particular, del sujeto autista. Hallazgo que permitirá regular un goce imposible de soportar y velar algo de lo real.
Hay que construir un nuevo circuito que permita una aproximación y extraiga el niño autista de su aislamiento para articular un «espacio de juego» donde el analista otorgue un valor a su producción, comparta e introduzca pequeñas variaciones en su juego.
Laurent afirma que la falta de cuerpo del sujeto autista ya es una relación con el cuerpo. Dada su ligazón con sus orificios y con el uso del espacio. Apunta a una tentativa topológica en el autista de trazar un borde para hacerse un cuerpo, una imitación del cuerpo capaz de regular el goce nocivo. Laurent establece que en la medida que no hay agujero ni borde, no hay trayecto pulsional y los circuitos quedan articulados como un retorno del goce sobre el borde. Laurent lo denominará neoborde, supliendo el borde que no se ha producido, efecto de la forclusión del agujero. La contrapartida de este borde es el encapsulamiento del autista en su mundo.
El neoborde posee una topología particular que no pertenece al espacio métrico regulado por el falo, se anula la distancia y la distinción entre interior y exterior. Aunque es infranqueable permite la entrada y el intercambio de objetos y de personas. El neoborde puede desplazarse en el transcurso de la cura y si el analista queda incluido, puede empezar a trabajar desde un “autismo a dos”.
Los nuevos límites: el neoborde y la pantalla
La pantalla se ha incorporado como una nueva herramienta de trabajo en nuestra práctica clínica para aquellos que hemos decidido proseguir con el trabajo virtual y constatamos unos efectos claros.
Lacan, en una de sus intervenciones, calificó a los autistas de «verbosos». En su Conferencia de Ginebra sobre el síntoma, afirma lo siguiente: «El hecho de que los autistas no nos escuchen es lo que hace que no los escuchamos. Pero finalmente, sin duda, hay algo para decirles»(Maleval, 2011, p. 69).
Es necesario ingeniar nuevos escenarios posibles desde donde los analistas podamos trabajar con unas coordenadas excepcionales. Garantizar y prestar nuestra presencia. No desaparecer y claudicar al repliegue en su caparazón autístico. Enriquecernos con la enseñanza de los sujetos autistas y transitar conjuntamente por esta nueva rendija. Construir nuevos circuitos, trayectos y series conjuntamente.
La pantalla puede generar un marco donde el cuerpo y la palabra del otro quedan recortados de goce. Los sujetos con autismo quedan preservados del real del cuerpo del analista, de su voz, de su mirada… Lo virtual evita la ruptura abrupta del trabajo que realizamos con los sujetos con autismo y sus objetos. Permite reactivar el movimiento de sus objetos, el vaivén, la alternancia binaria, el latido en dos tiempos
Podemos utilizar cuentos, juguetes, canciones, balbuceos, pompas de jabón, títeres, pintar, adivinanzas, compartir dibujos, videojuegos, aparecer y desaparecer ante la cámara, etc. Siempre guiándonos por la particularidad del caso y por la singularidad del niño y de la familia con la que trabajamos.
¿Efectos inesperados?
¿Era una lógica obvia e indiscutible que la liberación de escabullirse de lo social supondría un auténtico bien? En este mundo inédito, estrambótico e insólito donde la demanda y la exigencia se desvanecen, los sujetos con autismo se encuentran más cómodos. La escuela, las actividades extraescolares, las celebraciones familiares, los encuentros en el parque, al fin y al cabo, la demanda del Otro se ha esfumado.
Fuera de este imperativo del Otro y salvaguardados de la demanda, los niños y sus familias han podido reencontrarse desde otro lugar. Muchas familias relatan como esta intersección les ha permitido conocer, observar y acompañar las singularidades de sus hijos/as. La nueva contingencia en la que nos encontramos, donde ya no hay prisas, presiones ni comparaciones, ha permitido a las familias generar un espacio donde poder acoger, respetar y priorizar las necesidades de sus hijos/as. Donde poder renunciar al Ideal de lo que debe ser un niño, para legitimar otras modalidades de residir en el mundo. Los padres se pueden autorizar eludiendo las exigencias de lo social y deleitarse juntos.
¿Se ha ampliado el neoborde de los sujetos autistas a sus familiares, al estar confinados en su domicilio?
El imperativo a la homogeneización y el adulto centrismo a la que estos niños están sometidos, les genera un sufrimiento y un malestar, a menudo insoportable, que agrava su sintomatología y favorece su encapsulamiento.
Atónita ante la pantalla, constato cada día como los niños autistas con los que trabajo están navegando por escenarios desconcertantes. Me miran, me demandan, me esperan, se inquietan…Algunos han osado empezar a articular significantes, otros han adquirido el control de esfínteres, han empezado a imitar, señalar, mostrarse cariñosos, regular el sueño, la alimentación, compartir, reír, demandar, aceptar y tolerar la presencia del otro, escribir, contar, construir nuevos rituales….
Profana de lo virtual, corroboro, tras 62 días de confinamiento, que muchos de mis pacientes autistas se han vivificado. Ergo, hay que escuchar a los sujetos con autismo y construir un nuevo saber que nos permita repensar la práctica clínica con estos niños y sus familias y su escolarización.
*Psicóloga y psicoanalista. Participante del Seminario del Campo Freudiano de Barcelona
Fotografía seleccionada por el editor del blog.
Bibliografía
Laurent, E.(2014): «El baño de lenguaje en el autismo», en Estudios sobre el autismo. Buenos Aires: Diva Colección.
Laurent, E. (2013).La Batalla del autismo. De la clínica a la política. Buenos Aires: Ed. Grama.
Laurent, E. (2011, diciembre).«Los espectros autistas», conferencia en el ICBA. Inédito.
Maleval,J-C. (2011).El autista y su voz. Barcelona: Ed. Gredos.
Miller,J. A. (2011). «El ser y el Uno», curso de orientación lacaniana. Inédito.
Lacan, J. (1984). «El Seminario, libro III», Las psicosis. Buenos Aires: Paidós.
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