JORNADA ZADIG 14 DE JUNIO 2024
Inscripción: https://bit.ly/zadig2024
| Hace un siglo, Freud escribió sobre el malestar en la cultura y planteó una serie de hipótesis sobre sus causas. Medio siglo después, Lacan afirmó que el discurso capitalista era el responsable de lo que -más allá del malestar- describió como un verdadero impasse en la civilización, un callejón sin salida o un mundo invivible, asfixiante. Esta Jornada nos propone mantenernos atentos al alcance de dicho impasse en el siglo XXI, que acrecienta la angustia y el desamparo en el que viven grandes sectores de población, para los que resulta muy difícil construir un proyecto de vida digno. Dicho impasse se manifiesta en las innumerables guerras que no cesan de iniciarse, en el hambre y la pobreza, en las enfermedades descontroladas, en la falta de trabajo y de vivienda, en el auge del proyecto ultraderechista en la zona del mundo que se gobierna mediante el sistema democrático y, en definitiva, en la hegemonía capitalista mundial, guiada por un afán sin límite de acumulación. El sujeto contemporáneo queda a la intemperie y, paradójicamente, este es el panorama con el que nos encontramos en la época en la que sobran los recursos (económicos, técnicos, interactivos, informativos…). Así lo vemos en los ancianos que durante la pandemia murieron en las residencias, sin compañía, pasando por los niños que al perder a su familia en las guerras solo quieren suicidarse, hasta los emigrantes que cruzan el rio Bravo, el Estrecho de Gibraltar o tantos otros lugares, porque es preferible jugarse la vida que carecer de un lugar en el mundo. La lista de las desigualdades es larguísima, pero el problema es más amplio, pues afecta a aquellos que no tienen qué comer y también a los que no tienen con quién comer. Para el ser humano la soledad es una clase de hambre. La falta de recursos del desamparado no solo tiene que ver con los bienes, como se comprueba en las sociedades más enriquecidas, donde los recursos económicos no impiden que muchas personas se sientan absolutamente solas. Signo de una época en la que cada uno va a lo suyo manteniéndose ajeno a lo común. Época de auge del neoliberalismo y la ultraderecha, que nos introduce en un modo civilizatorio que Jacques-Alain Miller señaló como la del desamparo capitalista: “un desamparo organizado frente a los fundamentos del imperativo de rentabilidad”, lo cual supone “angustiar metódicamente al asalariado”. Sin olvidar los efectos sobre los ejércitos de desocupados. A este estado de cosas, de algún modo nuevo, no es ajena la presencia cada vez mayor de la inteligencia artificial y sus infinitas posibilidades, que parece que pueda llegar a excluir a los humanos en numerosas áreas de trabajo. O a terminar anulando su capacidad de pensar ante la potencia sin límites de cálculo y memoria que posee. O a asestar el golpe definitivo a la subjetividad, que desaparecería detrás de lo que se predice como un “pensar de las máquinas”. De ahí nuestro interés en debatir también sobre esta cuestión. El ámbito de la política no es de ninguna manera ajeno a esta situación. Constatamos la dificultad del campo progresista para recoger la insatisfacción social o la queja de los ciudadanos y para, en respuesta a ello, transmitir sus objetivos o proponer ideas que permitan vislumbrar un mundo mejor. Parece evidente que no solo es que la izquierda ya no puede prometer tocar el cielo, sino que tampoco puede ilusionar a los ciudadanos, porque no articula un discurso que vaya más allá de propuestas referidas a políticas de vivienda, salud, educación, trabajo y bienestar social. Propuestas necesarias y útiles, pero que en ningún caso van a tocar el fundamento de la crisis civilizatoria. La pérdida de adhesión de votantes a nivel mundial es notoria, lo que ha dado paso a innumerables gobiernos de ultraderecha. Por ello, proponemos debatir si hay otros modos de hacer política, modos posibles para no caer en la polarización agresiva con el contrincante político, la despolitización de la sociedad y la ruptura de los puentes entre los ciudadanos y lo común, sometidos a la condición de consumidores “capitalistamente orientados”. Quizás será necesario un esfuerzo de invención para pasar de la ortodoxia política actual a una suerte de herejía política que rompa con las formas consensuadas para encontrar nuevos modos de abordaje de la realidad social y sus paradojas, sin reproducir los mismos impasses en los que se encuentra atrapada. Comisión organizadora Joaquín Caretti, Dolores Castrillo, Mari Cruz Fernández, Elisa Giangaspro, Rosa López, Mariam Martin, Diego Ortega, Josep María Panés, Jonathan Rotstein y Oscar Strada. |
