Pilar Ordóñez*
La Comisión Latinoamericana de Derechos Humanos (CLDH) se manifestó con preocupación por los hechos que están ocurriendo en la provincia argentina de Jujuy. Destacó la importancia de «respetar el derecho a la libertad de expresión y los estándares interamericanos del uso de la fuerza».
La política es el uso sublimado de la fuerza, la prosecución del conflicto por otros medios. Los medios importan, a través de ellos se determina el modo de arribo a los fines. Por eso, si la represión policial es el tratamiento al derecho constitucional de manifestarse, termina criminalizando el Ius resistentiae.
En Jujuy, se vive una situación compleja, se reúnen demandas muy disímiles. Se está decidiendo la reforma de la Constitución Provincial, por un lado. Se suman reclamos salariales de los trabajadores de la educación, de salud y otros trabajadores del Estado. Además, las organizaciones que reúnen a los pueblos originarios defienden el derecho a incidir en la legislación sobre el manejo de los recursos naturales, en particular, les interesa la explotación del litio.
Los argumentos para descalificar la dignidad política del conflicto y justificar la represión policial son varios, por ejemplo:
-Se aduce que hay infiltrados, se desconoce a aquellos que son detenidos en autos sin identificación, apresados de manera brutal, allanados de manera irregular. Los medios masivos de comunicación toman testimonios de quienes afirman que “este no es nuestro pueblo, son infiltrados”. Se los desconoce y se les atribuye una procedencia de otras regiones del país. El psicoanálisis quizás pueda aportar algo sobre el funcionamiento de los mecanismos de identificación del Yo: cómo alguien se reconoce en el otro como semejante o lo desconoce como un inquietante prójimo.
– Algunos medios manifiestan: “Los que protestan no lo hacen de manera espontánea, están organizados. No son sólo docentes, hay organizaciones sociales”. Como si a la organización social o gremial le correspondiera una descalificación moral. Se descalifica el valor del lazo y se destaca el individualismo de masas, como si sólo se pudiera validar la lógica del emprendedor solitario.
-También se afirma: “En esta ciudad no hay piedras. Tiran piedras que traían en sus mochilas, esto vino orquestado de otro lado”. Es asombroso, cómo se afirma eso de una ciudad que está situada sobre la Cordillera de los Andes. Tanto las piedras, que son un elemento tan propio de esa geografía, como los manifestantes locales, se vuelven Unheimlich, algo tan familiar se torna extraño.
No sé si todas las causas que llevaron a los manifestantes a la calle son justas, pero es fundamental respetar el derecho a manifestar el desacuerdo. Dar lugar a la palabra, y el tratamiento político del conflicto es el fundamento para no terminar en la impotencia del abuso del poder policial, es decir, criminalizando la protesta democrática.
* Psicoanalista en Córdoba (Argentina). Miembro de la AMP (EOL). Participante de la Red Zadig.
Fotografía seleccionada por el editor del blog.
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