Fuego

Fuego

 

Gustavo Dessal*

 

América arde. Arde Santiago de Chile. Arde la furia en Bolivia, Perú, Ecuador, Haití. Y algo comienza a moverse en los Estados Unidos. Toda esa agitación tiene en común el hecho de que el capitalismo avanza hacia el encuentro de su límite, lo cual no significa que vaya a suceder a corto plazo. Lacan consideró que reventaría, porque su éxito radica en la velocidad imparable de su lógica mortal. Algunos signos comienzan a vislumbrarse. Richard Wolff es uno de los marxistas norteamericanos más respetados, creador de Democracy at Work, una asociación sin fines de lucro que promueve cooperativas de trabajadores. Es una fórmula inusual en ese país, pero está creciendo en proporciones que hasta hace poco eran impensables. Wolff no es ingenuo. No espera que eso cambie el sistema de la noche a la mañana, pero recuerda que a lo largo de la historia el feudalismo encontró su final gracias al lento proceso de creación de comunas fundadas por renegados que huían de la servidumbre. Lo sorprendente es que, tras años de enseñanza en la universidad, el mensaje de Wolff empieza a calar en muchos jóvenes americanos. Según un estudio de la Universidad de Harvard, más del 52 por ciento de los ciudadanos entre los 18 y los 29 años ha dejado de apoyar el sistema capitalista. Las estadísticas valen lo que valen, pero la congresista Nancy Pelosi fue interpelada por los estudiantes de esa universidad durante una conferencia y se quedó sin argumentos. No pudo improvisar una respuesta fundamentada para explicar por qué el capitalismo se afirma como si fuese un hecho de la naturaleza, cuando sobran las evidencias de que se vuelve incompatible con la vida. El farfulleo de la congresista inundó las redes sociales y no logró convencer a casi nadie. Desde 1980 el producto interior bruto de todo el planeta ha crecido un 630%, y sin embargo la desigualdad, la pobreza, el hambre y el desamparo no han dejado de aumentar. Los comités ejecutivos de las grandes compañías empiezan a reunirse con Richard Wolff porque quieren conocer su opinión. Cada vez son más los que sospechan que, si esto no cambia, el país comenzará a romperse. En un gesto de preocupación, absolutamente torpe e inútil, muchos CEOS ceden sus bonus para que se repartan entre los empleados, una suerte de caridad desesperada ante las pruebas de que el descontento aumenta. Nadie, o casi nadie, niega los beneficios de la abundancia material, pero en las tripas de la gente emerge la náusea de un sistema que convierte en capital cualquier cosa humana y succiona la naturaleza hasta la última gota. André Ford, un estudiante de arquitectura, ha propuesto un método de crianza masiva de pollos que consiste en quitarles el cortex cerebral para que no sientan el horror de ser almacenados en granjas verticales. Para optimizar el espacio, sugiere incluso que se les corten los extremos de las patas. Gracias a esta técnica se podrían criar once pollos en el espacio que actualmente ocupan tres. Si no sucede algo rápidamente, el método se va a extender a los seres humanos. Centro de Crianza Inconsciente, lo ha bautizado Ford. Los animales están entubados para recibir la comida y el agua, y liberarlos de sus excrementos. En Essex (Reino Unido) han encontrado un camión abandonado con 39 cadáveres de chinos y vietnamitas almacenados como pollos. No hay límites, y entonces todo puede prenderse fuego. Una maravillosa y terrible colección de fotografías de Bryan Shutmaat muestra en toda su crudeza los desechos del capitalismo. Conmovedores retratos de seres que se han vuelto completamente prescindibles, rostros que reflejan el odio y el dolor. Que “Joker” haya creado un impacto emocional como hace mucho tiempo no producía una película, tal vez no sea ajeno a esto. De seguir así, un buen día todo se prenderá fuego. El sistema nos ha hecho creer que la violencia es la expresión de los antisociales y resentidos. Ha sido uno de los mayores triunfos del capitalismo: diagnosticar la furia como signo de inadaptación y locura, mientras una elite se entrega a formas de sadismo cada vez más extremas que se cotizan en bolsa. Que la mayoría ocupe su sitio como pollos sin cabeza y sin patas, para mejor dejarse entubar por todos los agujeros y sin posibilidad de reaccionar. El capitalismo se alimenta de sangre, pero tarde o temprano acabará recibiendo una estaca en el corazón. Quién sabe, a lo mejor terminan matándolo donde llevan más tiempo dándole de comer.

*Psicoanalista de la AMP (ELP)

Fotografía seleccionada por el editor del blog.

5 respuestas a “Fuego

  1. Querido Gustavo,
    El mito del progreso nos está matando el alma.
    Lo que describes es espeluznante. Y no solo por mostrar que lo peor puede realizarse, algo que ya sabíamos, sino por enseñarnos que la imaginación parece no tener límites a la hora de pensar eso, lo peor.
    Ante lo “Macro”, lo “micro” palidece; ya no digamos lo singular. Ya estamos acostumbrados. No importa quién queda en el paro ni quién llega a suicidarse por el motivo que sea, sino cuántos, su porcentaje, como si hubiera homogeneidad entre todos los que son asignados a un grupo, definido por su marca en términos de salud, económicos o sociales.
    Lo apocalíptico parece desbordar las profecías de exagerados predicadores (religiosos, científicos o mixtos) para mostrarse como algo ya realizable, en el presente, y que anuncia además que no tendrá freno en el futuro.
    El ejemplo que pones es tristemente ilustrativo de esto. Concebir un pollo como un intercambiador de materia y energía que acaba produciendo una fuente de baja entropía en forma comestible, proteica, supone mucho más que crueldad (de hecho, no será seguramente «disfrutada» por quienes destrocen así a los pollos).
    La perturbación brutal posible a la conciencia humana ya no sirve solo para sustentar relatos fantásticos, pasa a ser lo bueno, en la que cualquier valor pasa a serlo ya de mercado, solo eso.
    El “mundo de la vida” es reificado en una terrible visión de “tercera persona”, de observador sin crueldad quizá, pero también sin la menor compasión.
    El pensamiento se cercena, la utopía pasa a concebirse como absolutamente utilitaria, el humanismo se derrumba. La sensatez solo puede sobrevivir ya en compañía de una náusea difícil de soportar.
    Quienes te leemos somos afortunados por ser advertidos con tu extraordinaria lucidez no ya de lo que puede suceder sino de lo que está ocurriendo.
    Un abrazo,
    Javier Peteiro

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  2. Llamas capitalismo a cualquier cosa: lo mismo a que un agricultor venda su cosecha en el mercado, como a que un degenerado quiera cortar las patas a los pollos para que ocupen menos espacio. Churras con merinas. Y tan bueno es lo uno como malo lo otro. Ponle nombre, pero no generalices a Capitalismo.

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    1. Que Dessal critique el capitalismo no lo hace a él leninista ni maoísta. Sólo crítico de lo que ve, de lo que vemos.
      En su texto dice que » Desde 1980 el producto interior bruto de todo el planeta ha crecido un 630%, y sin embargo la desigualdad, la pobreza, el hambre y el desamparo no han dejado de aumentar».
      Es esa gran desigualdad, obvia por otra parte, y que afecta ya a las oportunidades elementales que les son negadas a tantos por el mero hecho de nacer donde nacen, lo que es absolutamente criticable, no la actividad de quien vende sus repollos o tiene un bar.
      Por dinero, la televisión llega a niveles de degeneración impensables hace años, claramente alienantes.
      ¿Qué nombre le pondría Vd. a esto, que no fuera «capitalismo»? ¿Libertad?
      Un saludo.

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  3. Ojo, nos vamos a prender fuego si nadie controla la temperatura del horno. ¡Aún así los nuggets al horno son más saludables!
    Espero que también se le prohíba votar a esos pollos sin conciencia. Señores, el problema no es el capitalismo, el problema es la democracia y los políticos de mierda que mantemos y padecemos.
    ¡Dessal presidente y Peteiro vice!
    Con Dessal le subimos la presión al capitalismo. ¡A por el infarto capitalista! ¡Muerte súbita!

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  4. Qué interesante lo que no va a pasar nunca.
    Ojo, nos vamos a prender fuego si nadie controla la temperatura del horno. ¡Aún así los nuggets al horno son más saludables!
    Espero que también se le prohíba votar a esos pollos sin conciencia. Señores, el problema no es el capitalismo, el problema es la democracia y los políticos de mierda que mantemos y padecemos.
    ¡Dessal presidente y Peteiro vice!
    Con Dessal le subimos la presión al capitalismo. ¡A por el infarto capitalista! ¡Muerte súbita!

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